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Entrevista:Salvador BarberàPremio Rey Juan Carlos de Economía

"Decir que España está en el límite del bienestar es una broma"

Representante estudiantil en La Caputxiniada de 1966 que fundó el Sindicato Democrático de Estudiantes, profesor de Teoría Económica, investigador de la teoría de los juegos, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, Salvador Barberá acaba de ser galardonado con el Premio de Economía Rey Juan Carlos. Barberá considera que "es una broma" hablar de que España está en el límite de un Estado del bienestar. Barberà ligado a esa generación de economistas del 68 que lidera Andreu Mas Colell y cuyos más conocidos vástagos son Alfred Pastor, Antoni Zabalza, Xavier Casamiglia o Joaquim Silvestre.Pregunta. La reducción del déficit público es un ejemplo casi dramático de decisión colectiva. Afecta a la sociedad entera.

Respuesta. El procedimiento es tan importante como la consecuencia. Por ejemplo, una vez decidido que hay que reducir el déficit público recortando gasto, queda por determinar qué se recorta y también cómo se explican las medidas. El presidente de Francia, Jacques Chirac, dio un giro a su política presupuestaria que supuso una alteración de su programa electoral y provocó una gran reacción social. Pues bien, no fue el cambio de política lo que causó la crisis, sino su falta de habilidad para replantear las cosas, para presentar el giro de manera que la gente lo entendiera y lo hiciera suyo. En mis trabajos de investigación quiero destacar qué comporta tomar decisiones y también la forma en que se toman. Formalizo los mecanismos de representación que tienen consecuencias económicas.

P. Digamos que es usted neutral.

R. En cierto sentido, los señores que hacen la clasificación mundial de tenistas de la ATP, los moralistas que deciden sobre la sociedad más justa y los economistas que reparten el fondo de compensación interterritorial se enfrentan al mismo problema. Formalmente es el mismo. Pero esto no quiere decir que los criterios que aplicar para seleccionar al mejor tenista, la mejor sociedad o el mejor reparto sean los mismos.

P. La Unión Monetaria es otra decisión colectiva, ligada lógicamente al objetivo del déficit. ¿Se ha consultado de forma eficiente a los agentes, a los electores de los países de la UE?

R. El único procedimiento es la confianza en los representantes electos, y soy respetuoso con las decisiones globales tomadas por nuestros gobernantes. Pero conviene reconocer que en los eslabones intermedios, las grandes deciones toman forma a través del detalle y aquí los márgenes no deben ser despreciados. Por ejemplo, los fondos europeos destinados al desarrollo científico se gestionan de forma poco transparente, y esto podría mejorarse sin necesidad de aumentar los gastos.

P. Los poderes plantean el desmantelamiento del bienestar como algo inevitable. Es otra decisión colectiva.

R. Cuando hablo del Estado de bienestar con algunos de mis colegas de la Universidad de Copenhague me doy cuenta de que en España, respecto al bienestar todavía tenemos mucho margen. Decir que en España ya hemos llegado a los límites del bienestar es una exageración, es una broma. Otra cosa es que hay muchas maneras de gastar los recursos limitados para una misma finalidad. Se pueden malgastar los recursos destinados a la sanidad pública o se pueden utilizar con mucho rigor. Se puede hacer buena o mala política científica etcétera.

P. Entonces, ¿cuál es su opinión sobre el enorme debate desatado en torno al futuro de las pensiones y al bienestar en general?

R. Si reducimos el debate a una discusión entre los que están a favor y los que están en contra del Estado de bienestar no llegaremos a ningún sitio. Veamos si el gasto disponible para acciones, sociales se emplea bien o no Analicemos si los mecanismos de participación para tomar decisiones son adecuados. Discutamos si las plazas hospitalarias se gestionan pensando en el interés de los enfermos.

P. ¿Usted propone ir al grano, discutir sobre el gasto disponible?

R. A mí me llama la atención que se airean algunas cifras globales sintéticas, como el índice de inflación, el IPC, y en cambio hay muy poco debate sobre la gestión del gasto público, que influye de forma determinante en la gente y en el que podrían intervenir más directamente los colectivos interesados.

P. El cuadro macroeconómico es alienante. Se interpreta como algo inevitable, cuando los cálculos estadísticos que lo sustentan ya no reflejan la realidad económica del país. ¿Es así?

R. Quienes elaboran las estadísticas son los más conscientes de las limitaciones de sus propios cálculos. En España, en cualquier caso, nuestros servicios estadísticos son perfectamente homologables a los de los países más industrializados. Ahora bien, lo que es más criticable es el uso mecánico de datos, identificando la subida o la baja de un índice del mes pasado como una catástrofe nacional.

P. El pacto social es otra decisión colectiva. ¿Habrá pacto social?

R. Me interesa la letra pequeña del pacto social. Se puede firmar un gran acuerdo, pero luego vendrán los márgenes de decisión para los colectivos, tanto sindical como empresariaI. En estos pequeños márgenes discrecionales que todos tenemos está la posibilidad de arreglar las cosas. Tomenos una economía familiar. Allí, las grandes partidas destinadas a colegios y vivienda ya vienen dadas y finalmente sólo sobra un pequeño margen. Además, no sólo importa en qué se gasta; también es importante la forma despótica o democrática de tomar decisiones sobre el gasto familiar. Yo estudio la toma de decisiones colectivas, como éstas que no pasan por el mercado.

P. ¿Cuáles son las decisiones económicas que no pasan por el mercado?

R. Las que se toman, por ejemplo, en los comités de empresa, en las comunidades de vecinos o en las comisiones de expertos.

P. ¿Y en los parlamentos?

R. Los parlamentos toman decisiones de importancia económica y éstas decisiones no pasan por el mercado; no se toman en el mercado. Deberíamos distinguir entre las materias de interés público y las formas concretas en que se toman decisiones sobre estas materias.Y no basta con decir que cierta decisión se tomará a través del voto. Hay muchas formas de votar y tienen distintas consecuencias. ¿Se decide por mayoría simple? ¿Por qué no aplicamos el sistema por puntos del célebre festival de Eurovisión? Temas y ámbitos distintos requieren distintos métodos e voto.

P. ¿Cuanto más democrática es una decisión es más eficiente económicamente?

R. No tiene por qué ser así, pero hay que procurar que ambos criterios coincidan. La gente vota en función de lo que otros puedan votar; el voto está condicionado por consideraciones estratégicas sobre las aportaciones y las acciones de otros y hay margen para la manipulación. Conviene buscar métodos que sean lo más inmunes posible a la manipulación.

P. ¿Esto se puede formalizar?

R. El nobel de Economía Kenneth Arrow fue el introductor de un formalismo común entre los métodos de decisión el campo económico y el campo político. Los intereses generales no se pueden servir sin tener en cuenta las preferencias de los que toman en cada momento.

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