Al pelotón
El pelotón debería cambiar de nombre. Pelotón suena a bebida mexicana de alta graduación alcohólica -¡oye, tú, pónme un pelotón!- y, además, recuerda a esos grupos de soldados que cumplen con su triste deber de fusilar a un condenado de ojos vendados. En ciclismo, en cambio, el pelotón se convierte en metáfora de la sociedad. Es el reducto donde se reúne la mayoría y se hace difícil reconocer al individuo. Hay profesionales de la bici que se pasan años en el pelotón, sin destacar jamás, aferrados al tropel y luciendo espalda y cacha patrocinadas mientras, ante el televisor, familiares y amigos esperan que cometan la heroicidad de desmarcarse del grupo y convertirse en héroes de alguna escapada.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.