Los estudiantes de diseño se gradúan con un desfile inspirado en el mar

Verdes marinos, azules turquesa y corales. Éstos fueron los colores del desfile con el que los 25 alumnos del Centro Superior de Diseño de Moda de la Universidad Politécnica despidieron ayer la carrera. El tema de inspiración tenía que ser obligadamente el mundo marino. Por eso muchos de los 75 modelos que bailaron a ritmo de las olas sobre la pasarela recordaban a caballitos de mar y peces de colores.

Al despejarse el telón, el fondo marino apareció sobre la superficie. Primero, las creaciones confeccionadas en tela por ocho alumnas abrieron boca al centenar de personas que se apiñaban en el salón de actos de la Junta Municipal de Moncloa. Después, la gran sorpresa de la velada: los trajes en piel realizados durante más de cuatro meses por 17 estudiantes.A medida que aparecían las modelos, más uñas se mordían entre las butacas. Los diseños de Nuria Madiedo, de 21 años, acababan de aparecer en el escenario: un pantalón corto con cazadora, un vestido y una minifalda en evasé, todo ello en azul turquesa y verde. Con la respiración entrecortada, Nuria justificaba sus nervios: "Te entra una cosa en el estómago. Es como si saliera un hijo tuyo. Hemos trabajado tanto y hemos puesto tanta ilusión en este trabajo que no puedes evitar emocionarte".

Otro tanto le pasaba a Ana Morote, de 24 años, autora de tres trajes elaborados en napa y organzas en color azul y en coral. "Me gustaría que hubiera alguien en la sala que se fijara en mí. Siempre tienes esa ilusión, aunque a mí me daría pena venderlos porque les tienes mucho cariño", contaba Ana. Ante la tentación de poner precio a alguna de sus creaciones dudaba: "Ni idea, creo que los los vendería, aunque, bueno, el vestido-chaleco podría venderlo en unas 95.000 pesetas". Y justificaba este precio por las horas invertidas y la calidad de la napa, cedida por una de las empresas más prestigiosas en pieles, Loewe.

Entre los espectadores se encontraba el director de esta cantera de jóvenes diseñadores, Miguel Ángel Pascual, director del Centro Superior de Diseño. Nervioso y contento por el trabajo de sus pupilos, reivindicaba ayudas para el diseño madrileño: "Estoy peor que ellos, porque lo he vivido día a día. La puesta en escena es genial y la colección tiene muy buen nivel. Lo único que les hace falta a estos chicos es el apoyo institucional para poder arrancar en el mundo profesional". En ese momento aparecía en escena el broche final de todo desfile: un atrevido y original traje de novia realizado en napa blanca y plástico azul. "Como salido del fondo del mar", decía un alumno.