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"¡Áigor, cajones!"

'Esta noche cruzamos el Mississippi' cierra una temporada de provocaciones

A Esta noche cruzamos el Mississipi, el programa de Pepe Navarro en Tele 5, le quedan tres noches de vida. En sus últimos programas, tras rendidos homenajes a la cantante Ella Fitzgerald, los picos de oro de Alfonso Guerra y Pepelu, el secuestrado Ortega Lara y Chiquito de la Calzada, Navarro entrevistó al peruano Sixto Paz que, pásmense, ha acompañado a los extraterrestres a su base de Ganímedes. Paz denunció con valentía que nuestros gobernantes llevan años ocultándonos la vital información que los extraterrestres están transmitiendo a los astronautas rusos y norteamericanos: "Que la angustia mental colectiva del planeta va a provocar una catástrofe cósmica".Pepe Navarro le preguntó impertérrito al peruano: "Y en la guerra del golfo Pérsico, ¿de qué lado estuvieron los extraterrestres?". Y remató admirablemente la faena al formularle la pregunta del millón de dólares: "¿Pero cómo son ellas, las extraterrestres?, ¿como Kim Bassinger?".

Superada la medianoche, Navarro presentó así a Ama Evice, su siguiente invitada: "El dolor es el único camino que ella conoce para conocer el éxtasis del placer". Toda ataviada en cuero -boina, máscara, cazadora, sujetador, pantalones cortos, botas y látigo-, Ama Evice contó que sus clientes -sumisos y esclavos- le piden que los momifique, encierre en una jaula, torture a la china, apague cigarrillos en sus cuerpos, riegue con una lluvia dorada... Navarro supo salir del atolladero una vez más: "Cuando terminas con tus clientes", le preguntó, "¿cómo se van ellos? ¿Utilizan el ascensor o se tiran por el hueco de la escalera?".

Un día después, Navarro abrió así el Mississipi: "Yo que usted no me perdía el programa de esta noche, forastero. Esta noche tenemos lo más grande que ha exportado Francia en muchos, muchos años: ¡Lolo Ferrari!". Pero antes de que Lolo Ferrari y sus 130 centímetros de busto comparecieran en el estudio a los sones de La Marsellesa, Navarro pasó unas declaraciones grabadas de Isabel Preysler -"¿qué quieres que te diga de la mujer filipina? Normalmente, son muy dulces, muy dóciles"- y entrevistó en directo a Marta Nadal, esposa del guardia civil José Manuel Trevín, condenado a 61 años de cárcel por seis violaciones. "Mi marido, Pepe, es inocente, por la sencilla razón de que el juicio fue una pantomirna. Los jueces se sentaron en la sala con la sentencia ya hecha. Bostezaban, hacían dibujitos..."

A la bomba rubia de Lolo Ferrari, Navarro le preguntó: "¿No has pensado en ponerte ahí vallas publicitarias?"; y también: "Cuando llueve, no se te mojan los pies, ¿no?". Ferrari se levantó entonces la ceñidísima camiseta y exhibió sus argumentos. Había llegado el momento -"¡Juanma, espabila!- de cambiar de tercio: "Un limón y medio limón; dos limones y medio limón; tres limones y medio limón..." EI jorobado volvió a protestar: "¡Áigor, cajones!"

Dos noches más tarde, acudió al Mississipi el ex policía Ginés Martín Cortés, de ese linaje de los funcionarios resentidos y escritores de best sellers a lo Pepe Amedo y Álvaro Baeza que le han otorgado al programa su credibilidad investigadora. Exhibiendo papeles que la cámara no podía descifrar -"aquí está la prueba, Pepe"-, Martín Cortés contó que el ex espía Perote intentó chantajear con una cinta a Isabel Tocino.

Navarro llevó a la calle -"ese gran pozo de sabiduría"- el debate sobre el aborto. Enseguida llegaron las declaraciones grabadas de Concha Márquez Piquer -"me voy a Estados Unidos; me va a recibir el presidente Bill Clinton, que, por cierto, tiene nombrede timbre"-. Doña Reme bailó luego una canción de Los Mustang: "Éramos tan jóvenes, éramos tan jóvenes Soñaba yo y soñabas tú, y fue la verdadera razón de mi vida, nuestros sueños sin temor".

Ya bien entrada la madrugada, soñé con una madre travesti y sadomasoquista de tetas descomunales que vendía mi cabeza a un espía del Cesid contratado por un banquero insaciable en lucha con un siniestro ministro del Interior. En verdad, había cruzado el Mississipi, el río de los tahúres.

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