...Y ahora, Induráin
La Eurocopa, que ayer vivió la eliminación de Croacia y Portugal, es ya agua pasada para los españoles
La eliminación de España en la Eurocopa no deja en la orfandad al espectador español, dispuesto como estaba para vivir un intenso verano deportivo (el que empezaba el 8 de Junio con la Eurocopa y termina el 4 de agosto con la jornada de clasusura de los Juegos de Atlanta). La Eurocopa, ciertamente, pasa a un segundo nivel en el interés general y en su capacidad para apasionarnos, pero ahí está Induráin para tomar el relevo el próximo sábado camino de un objetivo que no tiene precedentes en la historia del ciclismo: la conquista del sexto Tour consecutivo. Todo ello sin olvidar que, a partir de hoy, los tenistas españoles empezarán a competir sobre la hierba de Wimbledon. La Eurocopa ha dejado un amargo sabor en el aficionado español. La lectura de la prensa inglesa deja bien a las claras un reconocimiento general al juego de la selección española, a quien todos los cronistas locales calificaron como superior a la inglesa. Para consuelo de los hombres de Clemente queda que no fueron los únicos en abandonar Inglaterra jugando bien al fútbol. Ahí están las eliminaciones de Holanda, el sábado, y ayer las de Croacia y la sorprendente de Portugal, todos ellos equipos de buen trato con la pelota. La Eurocopa deja las siguientes semifinales: Inglaterra-Alemania y Francia-República Checa. Los checos (causantes en parte de la eliminación de Italia y de la de Portugal) se han convertido en la sorpresa del campeonato.
Pero para renovar las emociones nada mejor que un deporte tan vinculado a nuestra historia y a nuestro currículo deportivo como el ciclismo. Y, por supuesto, el Tour. Y si se habla del Tour hay que mencionar a Induráin. Un Induráin que persigue el no va más, lo nunca visto en la historia del ciclismo: el sexto éxito consecutivo. Un Induráin que ayer acudió al campeonato de España sin querer intervenir en la conclusión de la etapa, pero que provocó una de esas anécdotas que explican hasta qué punto es el mejor: terminada la carrera, cuando todos los corredores acudían a cambiarse, decidió tomar camino hacia Jaca y completar la jornada con 30 kilómetros más de recorrido. La meta estaba situada en Sabiñánigo e Induráin decidió darse ese trabajo extra para afinar su preparación un poco más. No le importó hacer el recorrido con viento en contra, mientras provocaba la sorpresa de los vehículos que circulaban por la carretera. Quienes pensaban que estaban adelantando a un cicloturista bien pertrechado se encontraron con el mismísimo Induráin en persona.
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