No aspiramos a más
- Un poco de fútbol. No es que fuera gran cosa, pero vimos dos equipos jugando al fútbol, que salían conduciendo el balón con cierto orden, que se movían, agrupadamente hacia arriba, que pensaban en el área contraria sin precipitaciones. No aspiramos a más, tal y como están las cosas.- La fiabilidad alemana. Ahí está, como siempre, Alemania. Muchas fichas de futbolistas y una actitud común, reconocible a lo largo de su historia: la fiabilidad de todo lo alemán, se trate de un coche, una lavadora, una nevera o un equipo de fútbol. Todo hecho a conciencia, para funcionar, para durar, más que para enamorar. Nunca falla.
- Rusia. Quizá algo mejor equipo de lo que deja ver su posición en la tabla: dos partidos, dos derrotas, un gol marcado y cinco encajados. Tiene cosas de valor, pero en las dos áreas manda demasiado poco. En una de ellas, Kolyvanov se parte el cobre demasiado solo. En la otra falta un poquito de energía, si descontamos a Kovtun.
- Mariscales de campo. Mostovoi y Moeller. El ruso es hábil en el regate, tiene panorama y es oportuno para soltar el balón. El alemán galopa en la pradera con la cabeza alta y mueve al equipo alrededor suyo. Dos toques de distinción en este partido y en una Eurocopa que necesita este tipo de jugadores.
- Klinsmann. Faltó al primer partido por sanción, pero ya se ha puesto al día. Se puede convertir en el gran clásico de esta Eurocopa. Llevamos mucho tiempo viéndole en estos empeños y no ha perdido un ápice de sus cualidades. Sus dos goles fueron un modelo de sencillez y de resolución. Magnífico.
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