Fallos de seguridad

LA RESPONSABILIDAD del reciente atentado contra un juez de la Audiencia Nacional recae en exclusiva en quien lo planificó y lo llevó a cabo. Resulta tan obvio que no es necesario reiterarlo. Pero los atentados ponen a prueba los sistemas de seguridad y en ocasiones desvelan fallos estrepitosos. Es lo que ocurrió en este caso y que motivó ayer la destitución del comisario encargado de la seguridad de este recinto judicial. La multiplicidad de servicios, su descoordinación, la posible rutina o el exceso de confianza han facilitado objetivamente que ese paquete bomba que debió ser detectado lograra llegar a su destino.Bien está que el responsable responda por la cadena de fallos, pero a lo largo de la semana se han apreciado también algunas otras deficiencias cuya repetición conviene evitar. Sobre la autoría del atentado primero se hizo correr la especie de que casi con seguridad quedaba excluida ETA, para volver finalmente a esta organización terrorista. También ha habido versiones contradictorias sobre si la bomba había pasado o no por el escáner, y si éste funcionaba o no correctamente. Puede que todo esto tenga algo que ver con la bisoñez del nuevo equipo, pero también con un cierto desánimo de los cuerpos policiales. Lo malo es que contribuye a que el ciudadano desconfíe de sus fuerzas de seguridad, y eso es algo que este país no se puede permitir. Mucho menos cuando hablamos de terrorismo.