Admirado maestro Zubi:

Uno, que viene del toro, tiene la deformación profesional de creer que todo debería regirse por las normas esenciales de la tauromaquia, para garantizar su autenticidad. Y la pregunta es: si las características de las reses determinan el desarrollo de la corrida, ¿las características del balón determinan el desarrollo del partido? He aquí la asignatura pendiente del fútbol. Para que las competiciones futbolísticas ofrezcan garantías de auntenticidad, un equipo de veterinarios -podrían sustituirse por guarnicioneros titulados- habrían de someter los balones a reconocimiento antes del partido; verificar la procedencia del cuero, observar si fue sometido a manipulación fraudulenta, examinar su movilidad, botarlo, chutarlo y enchiquerarlo después bajo vigilancia, no vaya a ser que siniestra mano pretenda afeitarlo o inyectar droga en la válvula para que bote al revés y marque goles en la portería propia. Uno siempre ha sospechado de los goles en propia portería, que son sarcasmos de la bola loca, la desconcatenación de las tácticas, tantos contra natura. Así que ojo.-