_
_
_
_
_
EURO 96

Amenaza tormenta

La prensa vigila y critica el estilo de vida de los jugadores de la selección inglesa

Santiago Segurola

Lo que fue una pequeña borrasca, ahora es una tormenta. Las críticas contra el juego de Inglaterra se han disparado después de cuatro jornadas de fútbol. Por comparación, la selección inglesa ha salido malparada y aquellas críticas livianas del primer día se han convertido en durísimos ataques contra el equipo, el seleccionador Venables y el estilo de vida de los jugadores.La prensa ofrece fotografías previas al infausto vuelo del equipo inglés desde Hong Kong, apenas dos semanas antes del comienzo de la Eurocopa. Paul Gascoigne, Steve McManaman y Teddy Sheringham miran a la cámara con los ojos vidriosos y una botella en la mano. Después, durante el vuelo, los jugadores causaron daños en el avión valorados en un millón de pesetas. En el climax alcohólico, Gascoigne quiso entrar por la fuerza en la cabina de pilotos.

A Terry Venables se le acusa como mínimo de irresponsabilidad. Nadie logra comprender cómo los jugadores ingleses fueron, sometidos a una gira con vuelos de trece horas, animadas por el alcohol. Los expertos consideran que el periplo fue estrafalario y nocivo para unos futbolistas que además gastan fama de indisciplinados. "Una locura", es el veredicto unánime.

Los sectores más críticos se quejan de la inmensa tolerancia que han mostrado Venables y los dirigentes de la Federación Inglesa con los jugadores envueltos en los episodios alcohólicos y belicosos. Puestos a recordar, vuelven las palabras del venerable Bob Paisley, ex entrenador del Liverpool recientemente fallecido: "Los viajes en avión suponen para los equipos de fútbol lo mismo que echar una antorcha en un tanque de gasolina". Y un vuelo a China es mucho vuelo.

Venables y los jugadores se sienten sitiados. Todo es confusión y críticas. El seleccionador dejó dos días libres a sus jugadores después del encuentro frente a Suiza. Algunos, como Gascoigne, salieron del lugar de concentración escondidos en el asiento trasero de un vehículo. Otros se dejaron ver a altas horas de la madrugada en medio del vapor de la cerveza. Mientras tanto, la fogosa prensa popular persigue sus objetivos. Incluso la televisión pudo recoger un incidente de Paul Gascoigne con un grupo de periodistas apostados en el domicilio de su novia. Durante la espera, los periodistas comenzaron un partidillo que fue interrumpido por la salida de Gascoigne de la casa. "Qué, ¿queréis un uno contra uno con cualquiera de vosotros?", les dijo. Sin discernir si era una amenaza o una invitación, los reporteros le lanzaron el balón. Gascoigne lo recogió y lo envió de una patada a un lago aledaño con la casa.

En este clima de críticas e incomunicación, los jugadores regresaron el lunes a Burnham Beeches, el hotel donde habitan durante la Eurocopa. Nadie habló, excepto Venables. "Me da igual lo que digáis y lo que escribáis", dijo a los periodistas, que afilan sus plumas en previsión de lo que pueda ocurrir el próximo sábado frente a Escocia, el enemigo más temido por los ingleses.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_