_
_
_
_
EURO 96

Holanda se atraganta

Jordi Cruyff y sus compañeros se estrellan contra el muro escocés

José Sámano

Jordi, un Cruyff, se vistió de luces en un día tenebroso para Holanda, que sólo dejó algunas señas del lustro que se le supone. Jordi y sus compañeros se dieron de bruces frente a un equipo escocés con más orgullo que fútbol, pero árido como pocos. Un conjunto capaz de arrancarse las pestañas, ante el que se diluyó el catálogo holandés, delicado como siempre, aunque poco contundente. Holanda tiró del manual del Ajax. Gutis Hiddink contó con ocho jugadores formados en la escuela de Amsterdam y repitió su esquema. Y durante quince minutos se exhibió como el Ajax: imantó el balón, abrió el campo y concatenó un repertorio de ocasiones ante el veterano Goram. Holanda entró en el encuentro con el aplomo de los equipos que se sienten grandes.Jordi había entrado en el partido con la excitación propia de los novatos. Insistió una y otra vez por su banda, para desgracia de McKimmie, su tenue sombra. El azulgrana enganchó bien con Witschge -nada que ver con el frágil jugador que deambuló por Barcelona, ha ganado al menos ocho kilos- y con Seedorf de media punta arrinconaron a Escocia, que se mantuvo viva por la inconsitencia de Bergkamp. Hasta tres veces consecutivas se trompicó ante Goram de forma inexplicable. Bergkamp es exquisito en todos sus movimientos, pero transmite una cierta palidez mental para la alta competición. Un virus muy común en la selección holandesa: siempre repleta de buenos futbolistas y apenas un título adorna sus vitrinas.

Más información
Un enemigo común

Tras su excelente entrada en el partido, el conjunto de Hiddink se fue derritiendo de forma gradual. Como si a todo el equipo le hubiera dado un espasmo. Lo adivinó McCallister, el capitán escocés, un tipo curtido en las trincheras del fútbol inglés, que arengó a sus compañeros como en un campo de batalla y mandó a la tropa hacia.. adelante. Escocia se atrevió a presionar la salida del balón, donde más sufren los zagueros holandeses por su gran respeto a la pelota, un credo que les impide un toque de mal gusto. McCallister, un jugador erguido, con un gran sentido del juego, puso. a su equipo en el partido y éste alumbró algunas señas. Escocia es hoy un equipo con mejores intenciones que antaño. Con el modesto Craig Brown en la banqueta han aprendido que el balón no es ovalado: puede circular si se le trata con mimo. En este sentido van por delante de sus vecinos ingleses. Mantienen la bravura, el o honrado en cada acción y exprimen cada gramo de sudor. Y resistieron hasta el final.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_