_
_
_
_
EURO 96

Despierta el fútbol

Portugal dio una deliciosa lección de fútbol, pero insuficiente para ganar a Dinamarca

Santiago Segurola

Despertó el fútbol. Cuando comenzaba a perderse la esperanza, Portugal sacó un repertorio brillante que finalmente no le sirvió para batir a Dinamarca, que continúa firme en su potable tradición europea. Pero detrás del resultado, quedan las intenciones y la realidad: Portugal tuvo una gran altura futbolística.El partido tuvo la virtud de redimir el pobre comienzo del torneo. Cada uno en lo suyo, Portugal y Dinamarca ofrecieron un juego dinámico, vistoso e intenso, que no es poco para estos días. Casi todos los adjetivos deben atribuirse a los portugueses, que tuvieron estilo e ideas. Dinamarca estuvo en el papel que interpretó hace cuatro años en la Eurocopa. Se tiró atrás, presionó con dureza y esperó la oportunidad en las salidas de Brian Laudrup, que siempre pinta bien en los torneos cortos.

Dinamarca volvió a encontrarse en la posición que quiere. Sin mayores méritos, alcanzó un gol y soportó de forma estoica el prolongado ataque portugués. El tanto salió dividido entre el error de Vitor Baia en el despeje con el pie y el feliz remate de Brian Laudrup, un cacharrazo que entró junto al primer palo, cosa que también es sospechosa para los porteros.

Hasta entonces, Portugal había jugado bien. Elaboraba el juego con criterio y con mucha participación. Figo y Rui Costa entraban en danza en el medio campo, se juntaban con Paulo Sousa y empezaban una trenza de pases, siempre delicados, siempre precisos, siempre intencionados. La defensa danesa pasó un calvario, pero tuvo la fortuna de medirse con un equipo sin gol. Desde el comienzo se vio que era el problema de Portugal, que sólo conseguía llegar al penúltimo peldaño. Y cuando superaban la última frontera, estaba Schmeichel, un portero grandote, valiente y muy rápido.

Durante los últimos minutos de la primera parte, Portugal ofreció una deliciosa lección de fútbol, no correspondida por el resultado. Pero en la mezcla de su juego, en la participación colectiva, en la elección correcta de los caminos, en el toque adecuado y rapidísimo, Portugal acreditó la fama de su joven generación.

Dinamarca tuvo bastante con el empate. Se agarró a Brian Laudrup, porque Michael Laudrup no intervino en el juego. Desde el gol de Brian Laudrup, sólo se acercó una vez al área portuguesa -Brian, otra vez-. De los portugueses sólo cabía lo contrario. Salió con un empate de un partido que debió ganar por oportunidades y juego. Mucho juego.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_