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El análisis del comando que atentó contra Aznar dictamina que se salvó por "dos décimas de segundo"

Lo más difícil del atentado de ETA contra el hoy presidente del Gobierno, José María Aznar, fue ocultar el cable de 225 metros usado para activar la bomba. "Al estar el cable tendido, la gente del lugar lo iba a ver y naturalmente quería saber qué era eso", explica el comando en la autocrítica enviada a la dirección de la organización terrorista. Los vecinos de la calle de José Silva, de Madrid, son "'extremadamente cotillas", se queja. "Hubo personas que siguieron el cable hasta un extremo, pero al ver que llegaba a un contador [eléctrico] lo dejaron estar". Otro problema fue buscar puntos de referencia para activar la bomba al paso del coche blindado de Aznar. El artefacto fue accionado "dos décimas de segundo" antes, según los terroristas.

El comando que planeó el atentado perpetrado contra el líder del Partido Popular el 19 de abril de 1995, cerca de su domicilio, decidió emplear el sistema de activación por cable "después de comprobar que el objetivo utilizaba material técnico que imposibilitaba usar mando a distancia". Es decir, el grupo había comprobado que el vehículo Audi blindado de Aznar llevaba un inhibidor de frecuencias, lo que inutiliza el procedimiento del mando a distancia.Una autocrítica interceptada por la policía francesa y entregada al Ministerio del Interior español, con motivo de la visita a Madrid, hace 12 días, del titular francés de Interior, Jean Louis Debré, revela algunos aspectos el atentado que estuvo a punto de costar la vida al entonces jefe el principal partido de la oposición y hoy presidente del Gobierno.

Sobre los aspectos técnicos del artefacto, el comando detalla que utilizó 63,5 kilos de amonal amosal, reforzado con una garrafa de ocho kilos de amerital, dos kilos de sigmagel y "tres pedazos de hexolita de 125 gramos adheridos a la garrafa para asegurar su explosión". La iniciación de la deflagración en el inteior de la marmita de 70 litros donde estaban los explosivos se consiguió con medio kilo de goma-2.

Metralla

Tampoco esta vez utilizamos metralla. Desde nuestra perspectiva, la metralla para este tipo de objetivo es perjudicial", señala la autocrítica. Tras una prolija argumentación técnica, el autor del estudio señala: "Pero todo esto o nos debe hacer enterrar la meralla para siempre. Bien al contrario, la debemos utilizar en aciones en las que, por ejemplo, coloquemos la carga a la altura de los cristales de una furgoneta o un autobús. En este caso, la resistencia de penetración de la metralla es mínima y su efecto será probablemente más eficaz". El dispositivo accionador del coche bomba fue fabricado por el propio comando con 225 metros e cable de doble sección, un enchufe macho y otro hembra y dos pinzas que lo conectaban a los detonadores. "El cable se metía por motor, allí le hicimos un nudo ara evitar que posibles tirones lo soItaran de las bananas [pinzas]) y as un agujero en la chapa del propio coche, llegaba a la guantera", añade el informe."Tras trabajar de una manera concreta (mando a distancia) se nos planteaban varios problemas e vienen a resumirse en dos: diseción y referencias", se lee en la autocrítica. "La discreción es inherente a una acción de este tipo. Es necesario que ni el objetivo ni contrainformación, ni siquiera s personas que viven en esa zona, se percaten o, mejor dicho, lleguen a relacionar nuestra actividad con la ekintza [acción]. Es decir, no hay que romper con la normalidad de la zona y, por tanto, nuestra actividad debe dar la sensación de normal".

Los terroristas tendieron el cable ocultándolo entre el bordillo de la acera y las ruedas de los coches, hasta llegar a la calle de Agastia, donde lo enrollaron en una farola antes de cruzar la calle para engancharlo a unos contadores de unas obras próximas. "Para hacerlo con rapidez, colocamos el cable en un carrito con un rodillo. Estos carritos se venden en cualquier hipermercado y están destinados para las mangueras. Y en cuanto a no ser vistos por la gente, el único secreto es ir temprano".

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Los activistas estaban preocupados por que algún vecino descubriera que un extremo del largo cable se introducía en un coche aparcado. "Afortunadamente nadie se hizo esa pregunta y si se la hizo, lo dejó estar. De todas formas lo disimulamos con unas hojas, de forma que si no se tiraba del cable no se podía ver a dónde iba. Y nadie tiró de él".

Otra preocupación fue que en la calle del atentado hay "cuatro salidas de garaje, de las que la primera y la última eran las más delicadas". Y explican: "La primera por estar a unos metros del coche bomba y la última porque en esa casa había un portero y, además de ser extremadamente cotillas, se conocen cada palmo de acera. De hecho éste siguió el cable hasta el contador de luz".

La prolija autocrítica continúa: "A pesar de todas estas pegas, jugábamos conscientemente con una baza: hacía muchos años [desde el asesinato del almirante Luis Carrero Blanco] que no se utilizaba este método y por lo tanto la gente no le daría mayor importancia. Y así fue. A todo el mundo le pareció normal ver un cable no identificado en la calle. La propia idiosincrasia de una ciudad grande nos ayudaba en este punto. Como anécdota, fijaos que al día siguiente se dio la orden a las patrullas de la policía de avisar de cualquier cable sospechoso y se bloqueó la centralita al cuarto de hora".

Para buscar un punto de referencia que permitiera la activación en el momento exacto del artefacto, los miembros de ETA hicieron pruebas usando walki-talkies. Uno de ellos daría "un toque" con un emisor cuando el morro del coche de Aznar pisara un parche de asfalto existente en la calzada. "Después de visto, podemos confirmar que las referencias fallaron por dos décimas de segundo. Una la atribuimos al walkie y otra a los detonadores", concluye el texto.

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