El apretón de manos

Desde hace días, Mick Doohan necesita todo su armamento para derrotar a Àlex Crivillé. Hace días que el doble campeón del mundo, de 30 años, recurre a cualquier argumento para domar a su enemigo, intenta minar la creciente moral del piloto español, de 26 años. Sin embargo, las tretas del campeón sólo han servido para empujar más a Crivillé, para lograr que éste tenga cada vez más ganas de superarle. Y quizá por eso Doohan ha variado su táctica. En Italia ha prodigado los elogios hacia Alex y ha pretendido aproximarse de nuevo a su compañero de equipo.Doohan fue de los primeros en felicitar ayer a Crivillé. No fue el segundo clasificado el que acudió a estrechar la mano del vencedor, sino al revés. Y como ninguno de los dos quiere guerras ni mal ambiente dentro de la escudería Repsol-Honda, el apretón de manos fue sincero. Aunque sus miradas delataran un pensamiento: "Volveremos a vernos en Francia [la próxima carrera se celebra el próximo 9 de julio en el circuito de Le Castellet]".

Entre los mecánicos de ambos pilotos también se vive la rivalidad. En Mugello compartieron el mismo garaje, pero durante la carrera se separaron unos metros, los suficientes para no estar juntos pero sin perder el control. Y los unos estaban pendientes siempre de las indicaciones de los otros a sus pilotos. El duelo entre Crivillé y Doohan está en su plenitud. Tendrá continuidad esta misma semana, en los entrenamientos de las escuderías en otro circuito italiano, en Imola.