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MOTOCICLISMO: GRAN PREMIO DE ITALIA

Crivillé sigue acosando al campeón Doohan

El piloto español dominó durante siete vueltas al australiano en Mugello

Nadie se atreve ya a dudar que Alex Crivillé se ha convertido en la mayor amenaza para Mick Doohan, el campeón del mundo de 500cc, la categoría reina del motociclismo. En su equipo nadie lo cuestiona. Sus mecánicos tienen la certeza. Incluso la prensa y los aficionados han perdido cualquier mota de desconfianza. Y lo más importante: él mismo también se ha convencido ya, y hasta Doohan lo sabe y lo respeta. El piloto catalán es ahora el delfín y ayer prosiguió su acecho al número uno, escoltándole hasta la meta del Gran Premio de Italia. Fue el suyo un segundo lugar que le supo a victoria, porque sólo un suspiro le apartó del triunfo y porque sirvió para borrar el anterior sinsabor de Jerez.La carrera de Mugello fue un calco de la del Gran Premio de España disputada 15 días antes. Sólo el desenlace fue diferente. Esta vez no hubo público descontrolado esperando en las últimas curvas y Crivillé y Doohan pudieron mantener su intensa lucha hasta el banderazo de llegada. Al final, apenas siete décimas de segundo separaron al campeón de su escudero, y ello después de 23 vueltas compartiendo la caza de una carrera de 500 que no tuvo más protagonismo que el de las dos estrellas del equipo Repsol-Honda.

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Doohan mandó durante 16 vueltas y Crivillé lideró el grupo a lo largo de las siete restantes. Ellos se jugaron el triunfo desde el semáforo verde hasta el último metro. Y nunca hubo tregua, pues los dos compañeros de escudería son ahora bastante más que eso. Está en juego la primacía del Mundial, ese cetro que hasta este año el australiano paseaba tranquilamente por todos los circuitos y que Crivillé se ha empeñado en arrebatarle.

"Ahora tengo claro que mi enemigo es Alex", reconoció Doohan al acabar la carrera.

"Está pilotando muy bien y me obliga a esforzarme para ganar". El pulso entre estos dos hombres está devolviendo el interés a la categoría reina, que en los últimos tiempos había cedido algo de su protagonismo al espectáculo perenne de los 125cc. En Mugello incluso hubo más alternativas que en Jerez, pues cada uno de los tenores intentó dejar atrás al rival, aunque ninguno tuviera éxito.

Al principio de la carrera pareció incluso que el grupo de candidatos al triunfo iba a ser más amplio, pues dos italianos, Luca Cadalora (Honda) y Loris Capirossi (Yamaha), y otro australiano, Daryl Beattie (Suzuki), lograron mantener el ritmo de Doohan y de Crivillé. Estos dos mandaban por turnos y los otros tres se aferraban a sus espaldas como podían. Hasta que en la 11ª vuelta Doohan forzó la máquina y sólo Crivillé se mantuvo a su altura. Capirossi acabó en el suelo.

A partir de ese momento, Crivillé y Doohan jugaron sus últimas cartas. El catalán pasó al liderato y probó a dejar atrás a su teórico jefe de filas. No fue capaz. Entonces el australiano vio su oportunidad, pero tampoco abrió hueco suficiente. Llegaron a las vueltas decisivas prácticamente emparejados: Doohan podía sentir el aliento de Crivillé en cada curva. Pero la situación ya no varió. La decena de metros a favor del número uno fue suficiente para darle su tercer triunfo de la temporada y para empezar a ofrecerle una ventaja cómoda en su camino por renovar el título mundial.

Crivillé se mostró prudente y prefirió la segunda posición y 20 puntos para el campeonato antes que arriesgar otro desastre como el de Jerez. Su progresión es evidente a todos los ojos y tendrá otros momentos para intentar batir al número uno. "Pensaba que podía ganar", explicó el piloto de Seva. "Pero en las dos últimas vueltas no he conseguido estar lo bastante cerca de Doohan como para intentar pasarle. Y por eso pensé que era mejor asegurar el segundo lugar, un resultado importante para mí". Crivillé es ahora cuarto en el Mundial, a 43 puntos de su colega de equipo. El segundo en el campeonato es Cadalora, que ayer terminó tercero.

Ajeno al éxito de Crivillé, Alberto Puig (Fortuna-Honda) vivió un día extraño en Mugello. Partía desde la segunda fila de la parrilla y realizó una salida digna de sus mejores momentos. Justo lo que le había faltado en las primeras carreras de la temporada. Pero eso fue todo. Sus esperanzas se esfumaron enseguida, al tiempo que perdía posiciones y no podía seguir el ritmo de los mejores. Esta vez hizo un gran premio de más a menos y acabó 12% el último de los pilotos de élite.

"No sé qué me ha pasado", explicó Puig. "No lo entiendo. Supongo que he estado mal, no he sido capaz de encontrarme a gusto, de entrar en el ritmo de carrera. Espero hacerlo mejor la próxima vez". El piloto barcelonés ocupa la décima posición en el Mundial, tres lugares y dos puntos por detrás de su compañero Carlos Checa, que no participó en el Gran Premio de Italia tras resentirse de su lesión en la muñeca izquierda. El otro español de la categoría reina, Juan Bautista Borja (Elf), tuvo que abandonar por culpa de una avería en el cambio.

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