El día del bote de cerveza
Como le digo a mis amigos de acá, aquel día lo voy a recordar toda mi vida. En la penúltima jornada, en el mismísimo Bernabéu, ante el Real Madrid... No me acuerdo quien metió nuestro gol, pero sí sé que marcamos primero. Y que luego, a última hora, empató Roberto Martínez, que era un delantero larguísimo. El Atlético salió de allí vencedor de la Liga por anticipado.Aquel día la afición del Madrid se enfadó mucho conmigo. Antes incluso del 0-1: le hice un regate a Jensen y la gente ya no paró de silbarme. Hasta me tiraron un bote de cerveza. Me acuerdo que me agaché, cogí el bote y me puse a beber. Fue peor. No lo hice para cachondearme de ellos, sino para dar alegría. Era mi forma de ser. Me acuerdo que en Valencia hice algo parecido: me tiraron una naranja, la cogí, la pelé y me la comí. Y en Sevilla me puse a beber de una bota de vino. Yo era así. El fútbol me divertía.
En aquel Atlético dejé muchos amigos. Vicente Calderón, que era una persona maravillosa; Salvador Santos Campano, el hombre que me dio la oportunidad de jugar en España; Bermejo, Leal, Capón, Marcelino.. Tendría que nombrar a todos Ayala, Heredia, Panadero, el fallecido Becerra, Benegas... Éramos un equipo muy fuerte, que entrábamos al campo para ganar. Y teníamos un entrenado impresionante, Luis Aragonés, que por entonces era muy joven. Nuestra virtud principal era la amistad entre todo el grupo. Y mi amigo Carlos Peña... que creo que aún sigue. Me siento felicísimo de poder hablar de aquella etapa. Podría estar hablando un mes entero...
Al Atlético actual lo acompaño por la televisión. Había cambiado muchos entrenadores últimamente, pero seguía haciendo buenos partidos. Y seguía siendo un equipo fuerte. Como ahora. Tengo que felicitar a Jesús Gil por su trabajo y por haberle entregado 19 años después un título de Liga a esa hinchada maravillosa. Espero que me invite para la fiesta de celebración.
Hoy Luiz Pereira no es el mismo. Vivo otra secuencia de mi vida, trabajando en una empresa de representación, pero sigo recordando al Atlético con nostalgia. Aún juego al fútbol los domingos (me retiré oficialmente en el 94, de un equipo del que era jugador y entrenador), y aunque tengo más magro, sigo intentando dar espectáculo a los chavales. De vez en cuando, coincido con Leivinha, que entrena a niños, y nos ponemos a hablar del Atlético.
Para mí, jugar en el Atlético y en España fue muy importante. Fueron cinco años muy felices. Recuerdo que me llamaban el negro zumbón y que les gustaba mi sonrisa. ¡Ah! y el collar verde. Pues el collar verde ya se acabó, está roto. Pero continúo con la sonrisa.
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