Voces blancas de un día negro
Un coro infantil ucranio actúa en apoyo a los niños afectados por Chernóbil
Un reactor nuclear se interpuso en sus vidas sin ellos enterarse. Diez años después de la catástrofe de Chernóbil los treinta chavales del coro infantil Svitanok, de Kiev, una ciudad situada a 60 kilómetros del fatídico reactor nuclear, llevan la vida de cualquier adolescente. Pero a nube radioactiva les ha dejado como herencia algunos problemas físicos, que, en su caso, son por ahora leves.Con sus voces, que se escucharon ayer en el Auditorio Nacional y volverán a oírse el 1 de mayo, esperan lograr ayuda para que chicos de salud más quebrantada reciban atención médica en Madrid.
Alex Pavlov, un violinista e 18 años, pudo esquivar la catástrofe. El 26 de abril de 1986 él no vivía en Kiev sino en el sur de Ucrania. "Pero como el gobierno no avisó, los niños seguían por la calle", explica.
Alexandra Strotsak, de 13 años, y Anna Bondarenko, de 16, están ilusionadas con su visita. "Queremos ver todos los monumentos", explican, con aire de tener otros intereses además de las piedras. Apenas recuerdan nada de aquella primavera aciaga. "Sólo que no te dejaban pasar por la calle".
Están alojados en la residencia El Retorno, en Alalpardo, un refugio para los niños de la guerra españoles que volvieron de la Unión Soviética. Les han hecho un reconocimiento médico.
Víctor Miró, director de El Retorno, explica la importancia de acoger a chavales de Chernóbil: "Sufren problemas visuales, dentales y de hígado y en su tierra les resulta difícil recibir una buena atención médica", asegura. "Hemos montado ya una consulta dental pero pretendemos poner también rayos X y una máquina para controlar la vista y para eso necesitamos dinero".
Concierto niños de Chernóbil. El 31 de mayo, a las 22.30 horas en el Auditorio Nacional. Príncipe de Vergara, 146. Entradas de 1.000 a 3.000 pesetas en taquilla y en teatros del INAEM.
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