El Barça tortura al Estudiantes
La defensa y el rebote dan el pase a la final a los azulgrana
El Barcelona se puso el cinturón de seguridad y eligió la vía más tortuosa pero a la vez más segura para llegar a la final. El Estudiantes había dado pruebas de su peligrosidad en partidos jugados a la brava. El Barça adoptó su cara, menos bonita pero más feroz y montó un tablao sobre el que los mejores fueron Godfread y Aisa, y entre los peores estuvieron Karnisovas y Herreros. Un balance muy elocuente sobre las vías por las que transitó el partido.El Estudiantes marchita su frescura en el Palau Blaugrana. No logra la velocidad de crucero, aquella en la que aparecen las muñecas de sus aleros, las piernas de Azofra y la aparición por sorpresa de sus pívots. El santo se le fue al cielo al equipo estudiantil ante la inesperada defensa mixta que le planteó el Barcelona y el ritmo plomizo de un partido plagado de faltas personales. El Estudiantes acudió con asiduidad a la línea de tiros libres, pero no logró redimirse desde allí: 26 puntos en 42 intentos.
El Barcelona apeló a un estilo de juego incómodo para el talento de sus jugadores pero muy rentable. El que menos cómodo se sintió con una dinárnica de juego tan rugosa fue Karnisovas. El lituano no ve favorecidas sus cualidades cuando el partido se empantana y en esas circunstancias aparece una fragilidad ya contrastada: su tendencia a sumar faltas con una facilidad infantil.
Sólo faltó el desatino de los árbitros para acabar de meter el partido en aguas cenagosas. De Miguel capturó un rebote y dio con sus huesos con un Godfread que trataba de protegerse como buenamente podía. Le señalaron una falta incomprensible. Tanto como lo fue, una vez tomada esa decisión, no sancionar con una técnica el feroz ataque de nervios que se apoderó de Godfread, que a punto estuvo de comerse al banquillo entero. Hubiera supuesto su eliminación segundos antes del descanso. Y Godfread precisamente fue el que mejor superó la defensa del Estudiantes, que si bien contuvo algo el tiro exterior azulgrana, dejó mucho que desear bajo el tablero, donde los números fueron concluyentes: 37 rebotes para el Barça por 24 para el Estudiantes.
Pero fue en la defensa donde el Barcelona hizo suyo el partido. Thompson y Herreros apenas engatillaron, Azofra perdió la inspiración a las primeras de cambio y del banquillo no sacó nada el Estudiantes. La ventaja fue ampliándose sin prisa pero sin pausa, como correspondía al corte del partido: 26-17, 43-32 al descanso y un concluyente 52-34 en el minuto 23. La brecha se había abierto tan pronto que el Barcelona se amodorró. La obstinación sirvió al Estudiantes para acercarse, 56-46, tras un parcial de 4-12, y para llevar el pánico al Palau: 58-52. Pero apareció de nuevo Godfread, Orenga tuvo que irse por las cinco faltas y el partido quedó visto para sentencia.
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