_
_
_
_

Aznar intenta que la visita de Sampaio sirva para reducir los recelos de Portugal

Felipe González logró suavizarlos, pero no eliminarlos. A José María Aznar le corresponde ahora, con motivo de la visita que el presidente portugués, Jorge Sampaio, inicia hoy en Madrid, intentar acabar con los recelos y las suspicacias de Portugal hacia España. Lo tendrá más difícil que su antecesor. Sus interlocutores son de un signo político distinto que, además, se ha teñido de, antiespañolismo durante las pasadas elecciones. Los socialistas portugueses acaparan el Gobierno y la Presidencia de la República.

A la diplomacia española le habría gustado que el primer viaje de Jorge Sampaio al extranjero, tras su elección, fuese a España, pero eligió Cabo Verde. Hoy, en cambio, empieza una gira de una semana por Madrid, Toledo, Barcelona, Santiago y Salamanca.Al ceremonial tradicional -almuerzo con los Reyes en la Zarzuela y cena de gala en el Palacio Real- se le ha añadido una guinda, el discurso que Sampaio, de 56 años, pronunciará mañana ante las Cortes, una deferencia inhabitual. Acabará causando problemas, vaticinan fuentes diplomáticas, cuando algún dictador se empeñe, a su paso por Madrid, en dirigirse también a las Cámaras.

Al ofrecerle la tribuna del Congreso, el Gobierno hace un gesto, halagador con el que pretende aplacar el antiespañolismo difuso arraigado en Portugal y que los socialistas explotaron durante la campaña electoral de noviembre, acusando a la derecha de "arrodillarse" ante España, y que dio la victoria a Antonio Guterres.

El programa de la visita de Sampaio no es solo protocolario. No en balde le acompañan tres ministros, empezando por el de Exteriores, Jaime Gama, reputado también por sus reservas ante España, ahora más matizadas. Forman además parte de la comitiva los titulares de Equipamiento, Joao Gomes Gravinho, y Cultura, Manuel Carrilho.

Gama y Gomes Gravinho se esforzarán, con sus homólogos españoles, en allanar el camino para resolver el principal problema bilateral: el agua. En España apenas se habla de él, pero en Portugal es una obsesión colectiva constantemente recogida por los medios de comunicación, que acusan al vecino occidental de querer privarle de los recursos hídricos que comparten.

Durante la última cumbre hispano-lusa, en enero, Felipe González y Guterres anunciaron un "fuerte impulso político" para solucionar el contencioso. Desde entonces sólo se ha producido, sin embargo, una novedad. A finales de marzo, Lisboa contestó, por fin, con una propuesta alternativa a la que Madrid le planteó en 1995.

El objetivo es firmar un Convenio para el Aprovechamiento Sostenible y la Protección de los Recursos Hídricos Transfronterizos. Pero España necesita previamente diseñar una política de trasvases. Esto hace temer a los portugueses que el acuerdo sólo sirva para la utilización española de las aguas comunes.

Para complicar más las cosas, Portugal se ha empeñado en construir, incluso sin financiación comunitaria, una presa gigantesca en Alqueva (Alentejo). A España le plantea un doble problema: inundará una gran extensión de la provincia de Badajoz y necesitará parte del caudal del río Guadiana.

Tras el agua, el siguiente conflicto será la OTAN. La plena integración de España, anticipada por el rey Juan Carlos en abril en Bruselas, en la nueva estructura militar reducirá el papel de Portugal, que luchará por conservar el mando regional de Lisboa (Iberland).

Si la clase política portuguesa aún es a veces reacia a España, los agentes económicos han dejado de serlo. En 1995 las exportaciones españolas aumentaron un 25%, alcanzando la cifra récord de 951.100 millones de pesetas -un supéravit de 530.000-, que coloca a Portugal como el cuarto cliente, justo por delante del Reino Unido. España es el primer proveedor de Portugal, país con el que mantiene un comercio que supera a los intercambios con Latinoamérica o Estados Unidos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_