GOYA VISITA EL PRADO
José María de Goya, de 74 años, teniente coronel de Infantería retirado, chozno (cuarto nieto o hijo del tataranieto) del pintor, visitó ayer los lugares goyescos en Madrid, sobre todo el Museo del Prado, donde se celebra la exposición conmemorativa de los 250 años del nacimiento del artista, y la ermita de San Antonio de la Florida. Hace sólo 20 años se apellidaba Sainz. La habilidad de un abogado leonés le convirtió en José María de Goya, arrancando al Ministerio de Justicia el reconocimiento por escrito. De Goya fue el pequeño y único superviviente de tres hermanos, familia que nunca se preocupó por recuperar la identidad perdida a lo largo de cinco generaciones. Cuenta con orgullo que sus cinco hijos y los nietos mantendrán vivo el apellido del pintor, y todo por la terquedad mostrada por el viejo militar; herencia, dice, del genio de Fuendetodos, junto con el parecido físico, la sordera y el malhumor, que sus propias palabras reducen a una "mala leche" congénita. Achaca a la "mala cabeza" de alguno de sus antepasados el que hoy la familia no guarde ni un solo dibujo ni documento original del genio. En el domicilio leonés de los Goya no hay ni una sola reproducción de sus cuadros. Habla de Mariano, el nieto de Francisco de Goya, el niño del sombrero de copa, al que denomina Marianito, como "un mal chico, dedicado a negocios ruinosos, que dilapidó todo, habiendo heredado una habitación con decenas de cuadros apilados". El mismo sentimiento le causa hablar del olvido institucional que sufre la familia en el 250 aniversario del nacimiento del pintor. "A partir de la exhumación del cadáver de Goya en Francia y su traslado a España a principios de siglo, nunca nadie se ha puesto en contacto con nosotros. No tenemos ni siquiera un programa de la comisión coordinadora del 250 aniversario, y eso que la preside una leonesa".-
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