Fatigosa búsqueda
Llego a mi barrio al salir del turno de tarde en mi trabajo. Como de costumbre, no encuentro sitio para aparcar. Demasiados contenedores de escombros y casetas de obras para tan pocos espacios como nos quedaron en las calles de Mancebos, Redondilla y Costanilla de San Andrés cuando se remodeló la plaza de la Paja para hacerla peatonal. Además, viene tanta gente a cenar en los restaurantes o a los bares de copas...Empiezo a dar vueltas y más vueltas en busca de sitio mientras pienso en la cantidad de espacio (un bien escaso) que se encuentra desaprovechado en beneficio de nadie y en perjuicio de muchos, en virtud de unas normas que se me antojan absurdas a todas luces. Cansado, decido por fin colarme en la zona peatonal. Mañana madrugaré para tratar de encontrar un sitio legal antes de que lleguen los multeros y me denuncien.
Enfilo por fin la calle de Don Pedro hacia la plaza de los Carros en busca del único acceso posible a la zona peatonal. Mi asombro no tiene límites cuando me percato de que dicha entrada ha sido recientemente taponada con bolardos de hierro y enormes macetas.
Con tal despropósito han conseguido por fin los sesudos barones que disponen estas cosas privar a los vecinos de las plazas de la Paja y de los Carros de recibir auxilios médicos y de ambulancias en caso necesario, y, lo que es peor todavía, impedir e paso a los bomberos en caso de incendio, eventualidad más que probable por tratarse de edificio antiguos, con mucha madera en sus estructuras y donde el uso doméstico del gas (butano y natural) está muy generalizado aparte de dejar desprotegido monumentos histórico-artístico como son la capilla del Obispo la iglesia de San Andrés y la casa de San Isidro.-
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