Moscú expulsa a nueve diplomáticos británicos por realizar espionaje político y militar
Nueve son los diplomáticos británicos acusados de espionaje por Rusia, que los ha declarado personas no gratas como consecuencia de la detención en abril de un ciudadano ruso que trabajaba para el MI-6, el servicio exterior del espionaje británico, al que proporcionó información política y militar. Este es el más serio incidente de espionaje entre Este y Oeste desde 1989. Londres, no obstante, confiaba ayer en que la entrevista entre el embajador británito, Andrew Wood, y el ministro ruso de Asuntos Eixteriores, Yevgueni Primakov, sirviera para desactivar la crisis. A la espera del resultado de esa reunión, el Foreign Office guardaba silencio.
"Al embajador del Reino Unido, Andrew Wood, se le presentó una lista de nueve agentes del servicio secreto británico que han estado trabajando en Rusia bajo cobertura diplomática y que han sido declarados personae non gratae", declaró ayer el coronel Alexandr Zdanóvich, jefe de oficina de prensa del Servicio Federal de Seguridad (SFS).El portavoz del SFS agregó que "los expulsados, de una u otra manera, están vinculados al caso del ciudadano ruso detenido y que ha estado pasando información política, defensiva y estratégica" a los servicios secretos británicos. Zdanóvich dijo que la nota presentada al embajador Wood contenía detalles de lo que cada uno de los diplomáticos había realizado y daba pruebas documentales de sus contactos con el ruso.
Curiosamente, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Grigori Karasin, no confirmó las expulsiones de los diplomáticos, y se negó a decir si los implicados eran nueve o no, lo que parece indicar que el caso lo lleva exclusivamente el SFS y que no ha informado debidamente a Exteriores.
Karasin dijo que "no ha habido ni hay motivos para dudar de la profesionalidad y competencia de los órganos secretos rusos" y que "en este caso concreto no hay ningún fundamento para dudar de las aseveraciones" del SFS. "Se ha detenido a un ciudadano ruso, que es un agente británico, se ha realizado la investigación correspondiente y desvelado hechos que demuestran que una serie de funcionarios de la Embajada del Reino Unido en Moscú están directamente relacionados con este caso", explicó Karasin.
El portavoz de Exteriores subrayó que ningún país, incluida Rusia, permitirá reclutar espías entre sus ciudadanos. El ruso fue detenido en abril y, según el SFS, "dio pruebas detalladas contra una serie de miembros del Servicio de Exteriores británico". Acusado de traición a la patria, puede ser condenado a muerte.
Karasin hizo hincapié en que "la parte rusa no tiene, la culpa de lo sucedido" y que, por tanto, espera que Londres reaccione "con sentido común". "Tenemos cosas que perder en las relaciones ruso-británicas, sobre todo si se tiene en cuenta que en los últimos años se han desarrollado muy positivamente en interés tanto de Londres como de Moscú", comentó el portavoz.
Situación preelectoral
El Foreign Office guardaba silencio a la espera de que la entrevista Wood-Primakov acabara por desdramatizar un episodio, calificado por la prensa británica como uno de los más graves incidentes diplomáticos entre el Este y el Oeste, desde los tiempos de la guerra fría. Tom King, antiguo ministro de Defensa, achacó la reacción rusa a la situación preelectoral del país, y a la delicada situación del presidente Borís Yeltsin, acusado de debilidad con los poderes occidentales por los comunistas. y de dureza en el manejo de la crisis chechena.Los ministros británicos de Exteriores y de Defensa, Malcolm Rifkind y Michael Portillo, respectivamente, se expresaron con dureza sobre la "injustificada" reacción del Gobierno ruso. Londres amenazó con represalias si Moscú seguía adelante con el plan.
El último gran escándalo de espionaje entre Londres y Moscú ocurrió en 1989. Entonces, los británicos expulsaron a 11 diplomáticos rusos, y el Kremlin respondió expulsando a ocho diplomáticos y tres periodistas británicos.
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