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PREPARACIÓN DEL DEPORTISTA AFICIONADO

La desmitificación de los retos

El entrenamiento protege el organismo de los esfuerzos colosales

Correr un maratón, andar sin descanso durante 100 kilómetros, subir un puerto de montaña en bicicleta son empresas que pueden parecer gigantescas; sin embargo, la ciencia demuestra que el organismo humano se recupera de tales esfuerzos en 48/72 horas. Sólo hay que estar debidamente entrenado. Una vez alcanzado el estado de forma idóneo, sobran pócimas, brebajes y cualquier componente vitamínico, porque el resultado que se consigue es el mismo en todo! los casos. Es la consecuencia que se desprende de la experiencia realizada por una misma persona durante cinco meses, en los que preparó un maratón sin ningún añadido a su dieta habitual, la etapa ciclista -el próximo 2 de junio es la subida a los Puertos de Madrid- con el preparado que los médicos de los equipos proporcionan a sus corredores y los 100 kilómetros -8 y 9 de junio en Madrid- con la pócima mágica del entrenador chino Ma Junren.Unos análisis de sangre realizados 48 horas antes y 78 horas después de cada uno de estos grandes esfuerzos revelaron que apenas se habían producido alteraciones en el organismo. "No hay cambios bioquímicos significativos, sólo de redistribución de líquidos, hasta que se vuelven a acoplar. Nada es significativo, porque variaciones importantes no hay", confirmó el doctor Víctor González Llorente, corredor de maratón y supervisor de las pruebas médicas que se realizaron durante estas experiencias.

Una ligera disminución de leucocitos, hemoglobina e hierro fueron las únicas alteraciones registradas después de las pruebas. Y tiene su explicación para el doctor González Llorente: "Los leucocitos aumentan después del ejercicio intenso y luego disminuye su concentración. La hemoglobina no tiene que disminuir, salvo que se hubiera producido una rotura de hematíes, que luego se recupera. De hierro ha habido un consumo acentuado, quizá por sudoración. En cada dos litros y medio de sudor se pierde un miligramo, que es casi lo que se necesita consumir diariamente".

Lo sorprendente de la experiencia fue que ni la pócima de Ma Junren ni la bomba que los médicos preparan a sus ciclistas (ferroprotina, BOI-K, sal, bicarbonato, limón, etc) proporcionaron al organismo energías extra. Para el doctor González Llorente tiene su explicación: "Estando entrenado, los suplementos sobran, porque el entrenamiento protege. En este tipo de actividades recreacienales, con una dieta equilibrada no haría falta ninguna suplementación, pero existe una gran presión comercial".

Como producto placebo habría que calificar la pócima de Ma Junren, cuya potencia tonicante no es mayor que la que proporciona un zumo de naranja, según los análisis realizados por el laboratorio de Reading (Reino Unido), que no encontraron en el producto más que agua, azúcar y un 2% de las proteínas derivadas de la gelatina de tortuga. El laboratorio del Consejo Superior de Deportes, en Madrid, por su parte, no detectó en dicho producto ninguna sustancia que contuviera estimulantes.

El organismo humano no precisa de elixires mágicos para superar grandes esfuerzos físicos. Es una máquina perfecta que se encarga de realizar los cambios bioquímicos necesarios para regular el esfuerzo. Las pruebas realizadas así lo confirman, según explica el doctor González Llorente: "Aumentan la sales (sodio y potasio) como mecanismo de defensa para retener el líquido. Cuando ya no tengo líquido suficiente para eliminarlo en forma de sudor, no elimino calor. Si no hubiese un mecanismo eficaz de eliminar el calor, el trabajo muscular que producimos cuando hacemos una carrera nos aumentaría un grado la temperatura cada hora o menos; ese calor hay que eliminarlo y se comienza a sudar. Si no se reponen los líquidos, existe deshidratación por calor. Cuando se pierde: un 6% de agua ya estás a un nivel grave. A los 42 grados comienza la destrucción neuronal".

La temperatura y la velocidad condicionan la deshidratación, exponen los doctores Montañés y Nuviala, del Departamento de Farmacología y Fisiología de la Facultad de Medicina de Zaragoza, citando estudios de colegas extranjeros: "Con temperaturas inferiores a 10 grados la deshidratación no supera una pérdida de agua del 3%, hasta los 20 puede alcanzar el 5% y con más calor es fácil que supere el 6%".

Por eso es fundamental beber durante los esfuerzos. Igual que el doctor González Llorente revelaba que durante la preparación los suplementos de cualquier tipo no resultan imprescindibles, añade que "en la prueba los suplementos de glucosa y electrolitos tienen sus efectos, porque el deportista lo que tiene que mantener es el nivel de glucógeno y cuando consume durante el ejercicio bebidas enriquecidas, retarda el vaciamiento del glucógeno".

Más peligroso el fútbol-sala que correr una maratón

El doctor Víctor González Llorente y Julio Martínez realizan anualmente unos mil reconocimientos a deportistas no profesionales. Son personas que acuden al Centro de Medicina Deportiva José María Cagigal, en Madrid, para asegurarse que pueden hacer deporte sin poner en peligro su salud.Por 6.000 pesetas -los servicios están subvencionados por el Instituto Municipal de Deportes- se incluye en el reconocimiento una prueba de esfuerzo, que registra el comportamiento del corazón en situaciones límite, tal y como hacen los deportistas de élite. Los doctores han advertido mayores riesgos entre las personas -sobre todo mayores de 40 años- que hacen deporte esporádicamente, los fines de semana que en aquellas que lo practican habitualmente, aunque en ocasiones se sometan a esfuerzos de muy alta intensidad.El accidente

"Los partidos de fútbol-sala o de tenis entre amigos que se juntan los fines de semana de vez en cuando ocasionan, más percances mortales que todos los maratones juntas de todo un año", afirman los doctores. "Los accidentes suelen ocurrir entre personas aparentemente sanas, que no han advertido la menor anomalía en, su vida sedentaria. La situación de máximo riesgo aparece cuando someten a su corazón a un ejercicio intenso y que extraña, porque no está preparado para latir a 170 pulsaciones por minuto".

"Quienes regularmente realizan ejercicio, además de que acostumbran a su corazón a latir más pausadamente, no les supone riesgo alcanzar un umbral alto de pulsaciones. Simplemente, se cansan, luego recuperan y pueden seguir haciendo ejercicio con plena normalidad. Por eso, aunque parezca una contradicción, es más saludable correr un maratón tras el debido entrenamiento de unos 100 kilómetros semanales, que jugar un partido de fútbol-sala al año", asegura el equipo médico del centro José María-Cagigal.

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