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GENTE

LLUVIA DE ORO

Los cajeros automáticos de los bancos suecos son muy espléndidos. Astrid Rabbersvik fue a retirar 1.000 coronas de uno de estos aparatos en la ciudad noruega de Kristiansand, y, para su sorpresa, la máquina, tras entregarle la suma solicitada, empezó a expender billetes de 100 y 200 coronas hasta totalizar la cantidad de 38.900. Compañeros de cola frente al cajero corrieron a buscar una bolsa de plástico para que Astrid pudiera depositar los billetes que salían incesantemente. Pese a que el automático sólo registró un retiro de 1.000 coronas, Astrid, no se sabe si por honestidad o por temor a quemarse, se aproximó al banco y devolvió el excedente. Un agradecimiento verbal y una recompensa de 4.000 coronas, justo el 10% de la suma devuelta, tal como se estila en estos casos, premiaron su buena acción. Es el segundo episodio conocido de este tipo ocurrido en Suecia en los últimos cuarenta días.-

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