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El 'Kaiser' desciende del palco

Beckenbauer inició ayer su trabajo como presidente-entrenador del Bayern de Múnich

Franz Beckenabuer, conocido como el Kaiser, de 50 años, presidente del Bayern Múnich, vistió ayer de nuevo el chándal y descendió a la pradera, para ser técnico durante tres semanas y dirigir a su equipo seis partidos, en los que se juega el título de la Bundesliga y la Copa de la UEFA. Beckenbauer, que con su directiva decidió el pasado sábado la destitución del entrenador Otto Rehhagel, justificó su vuelta a la cancha con la frase: "No sé decir no". El Kaiser exigió a sus jugadores disciplina absoluta dentro y fuera del césped.Más de 3.000 seguidores, veinte equipos de televisión y medio centenar de redactores y fotógrafos se dieron cita en la sede del club para asistir al primer entrenamiento del Kaiser. Sin embargo, la decepción fue absoluta. Tras reunirse durante media hora con la plantilla en el vestuario, Beckenbauer se dirigió con los jugadores aun cercano parque, donde los hizo correr durante poco más de 45 minutos. El primer entrenamiento con balón quedó aplazado hasta las cinco de la tarde.,

"El rey Otto ha muerto. ¡Viva el Kaiser Franz!". Con esta frase resumía ayer la segunda cadena de televisión alemana (ZDF) la situación en Múnich, día y medio después del cese de Rehhagel. La expectación fue inusual en los campos de entrenamiento del Bayern, para presenciar la primera sesión, de Beckanbauer, quien en enero de 1994 ya repitió una operación similar, cuando al, comienzo de la segunda vuelta se vistió el chándal para entrenar al equipo y consiguió el título de la Bundesliga. En aquella ocasión, Beckenbauer sustituyó a Erich Ribbek, quien precisamente este fin de semana también salió despedido del Bayer Leverkusen, el equipo que echó al centrocampista Bernd Schuster y ahora lucha para evitar el descenso.

La incógnita abierta es si la buena estrella que siempre parece acompañar a Beckenbauer surtirá efecto. una vez más. El presidente-entrenador no quiere prometer nada y aseguró ayer que los aficionados no deben esperar milagros: "Si querían un mago, tendrían que haber ido a buscarlo al circo Krone". Promete, eso sí, Beckenbauer trabajar a tope estas seis semanas. Al Bayern le quedan cuatro partidos de Bundesliga y los dos de la final de la Copa de la UEFA, el primero de ellos mañana en Múnich, frente al Girondins de Burdeos.

Beckenbauer se convertirá en uno de los mayores pluriempleados de Alemania. Además de entrenador y presidente, Beckenbauer no ha renunciado a sus actividades como columnista deportivo, en las que con frecuencia ponía de vuelta y media a sus subordinados. No se sabe si ahora continuará en esa línea crítica o utilizará la columna para excusarse caso de que las victorias no le acompañen. Por si acaso, ayer advirtió ya que exigirá la máxima disciplina, la misma que Rehhagel no consiguió en el Bayern.

En su columna habitual, en el sensacionalista Bild Zeitung, un viejo conocido de la afición española, el ex-entrenador del Atlético de Madrid y del Sevilla, Max Merkel, saluda al futuro entrenador del Bayern, el italiano Giovanni Trapattoni, que volverá como técnico al club alemán el próximo uno de julio, con un titular que dice: "¡Bienvenido maestro! No quisiera estar en tu pellejo". Merkel sostiene que "el Bayern es un equipo inentrenable" y tiene sus razones para sostener tan rotunda afirmación: desde el conserje hasta los pisos altos, "donde tiene su trono el Kaiser", todos son campeones mundiales. Como si tratasen de aplicar la vieja máxima de "éramos pocos y parió la abuela", el Bayern quiere ahora incorporar a su directiva al ex-jugador Paul Breitner, quien en las últimas semanas se dedicó a poner por los suelos en diversas entrevistas al destituido Rehhagel.

El vacío de Rehhagel

Mientras, Rehhagel quien se recupera en los Alpes suizos del shock que sufrió el sábado al ser destituido, explicó en una entrevista con el diario Bild que siente "un vacío tremendo" y afirmó tajantemente que no tiene nada que reprocharse. "En estos momentos ni sé qué siento. Supongo que tardaré unos días en entender lo sucedido", admitió. Pasando revista a los 294 días al frente del Bayern, dijo que se sintió "como el comandante de un portaaviones bajo bombardeo continuo por parte de los medios de comunicación". Sin embargo, también criticó a la junta por consentir que los jugadores opinaran sobre su trabajo.

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