La garantía del 2000
El programa de niños del CSD ha permitido que sigan surgiendo campeones en muchos deportes
El deporte español sufrió un cambio sustancial con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Sin embargo, entre la sorpresa por los éxitos conseguidos no se despejaron las incógnitas del futuro. ¿Se mantendría el nivel después? El programa ADO -Asociación de Deportes Olímpicos-, creado para lograr medallas en 1992, no podía garantizar en sí mismo una continuidad de grandes resultados, porque se planteó desde el principio como apoyo a la élite ya consolidada. A más triunfos, más ayudas. Pero ¿de dónde se iba a nutrir esa élite? Por eso surgió en 1989 el denominado Programa 2000 de perfeccionamiento deportivo, pues el deporte escolar había quedado casi abandonado. El Consejo, Superior de Deportes trataba así, además, de ordenar y salvar la dispersión que iba a producirse con la transferencia del deporte a las comunidades, una de las primeras parcelas; que tomó cuerpo autonómico. Ya que no podía trabajar desde el principio, al menos intentaría detectar y perfeccionar a los campeones del futuro.El programa -dividido en dos partes: deporte infantil en verano para niños de 13 y 14 años, y perfeccionamiento para escolares-cadetes, de 15 y 16, con las correspondientes concentraciones- modificaba y aumentaba en algunos casos los planes de promoción que ya existían en determinadas federaciones, y en otros el CSD se convertía en el promotor inicial. Con ampliaciones sucesivas, actualmente hay 18 deportes incluídos: ajedrez, atletismo, badminton, baloncesto, balonmano, esquí, esquí náutico, hockey, judo, karate, natación, piragüismo, remo, rugby, tenis de mesa, tiro, vela y voleibol. La gimnasia no está, por sus especiales características, pues el alto nivel ya empieza a los 11 años. Por eso, el reciente campeón mundial Jesús Carballo y el gran nivel femenino son frutos, exclusivamente federativos.
En cualquier caso, se trata de una formación elitista y no de promoción. Es un equivalente a la base del alto nivel, pero con ideas muy claras: no se busca o se trabaja con los mejores niños del momento, los que han alcanzado su cota de progresión, sino con los que van a ser los mejores en el futuro. Como ejemplo más gráfico, al programa no le interesa el mejor jugador de baloncesto en su edad, pero que con 1,80 metros no va a crecer más. Y se tiene en cuenta una máxima: no por que haya más cantidad va a existir más calidad. Lo que sí ha sido evidente es que de los más de 20.000 niños participantes en los ocho años de programa han surgido casi todos los campeones júnior que siguen manteniendo en categoría absoluta el gran nivel del deporte español.
No es casual, por ello, que el piragüismo tenga el mejor equipo junior de su historia y que aún no consiga muchas medallas, pero sí meta más barcos que nunca en las grandes finales. O que el voleibol, tras la espléndida actuación en los Juegos de Barcelona, fuera en 1993 subcampeón de Europa junior. Y que el cuerpo de la selección absoluta que este fin de semana se juega su clasificación para Atlanta en Atenas lo formen junto a Rafa Pascual un buen número de jugadores surgidos del programa, como Salvador, Falasca, De la Fuente o Moltó. En natación, el 100% de las selecciones júnior de 1994 y 1995 han pasado por él. Y la mayoría del equipo absoluto actual, como María Peláez o María Olay, medallas de bronce en los Europeos de Viena 95. Y sucede algo parecido con el gran nivel del hockey, la vela o el remo. O con las selecciones y las Ligas de balonmano y baloncesto -Galilea, Reyes o Santos, por ejemplo- que se han nutrido especialmente del programa.
En los deportes de menor nivel, como el badmintonon o el tenis de mesa, que están fuera del Programa ADO, el 2000 ha sido incluso su salvación. Y la única solución de apoyo para otros no olímpicos, como el ajedrez, el esquí náutico, el karate o el rugby.
El dinero
Sin embargo, no todos los éxitos han sido pura planificación, pues ha habido alguna excepción significativa. Por ejemplo, en atletismo, y más concretamente en las carreras de fondo y medio fondo. Aunque la detección y la ayuda oficial ha sido clave, también ha resultado decisivo el dinero, que mueven los cross, las millas urbanas o las carreras populares. Mateo Cañellas, Marta Domínguez o la última estrella, Roberto Parra, han pasado por el programa, pero tanto ellos como otros muchos se han forjado también con el aliciente de los premios. El biotipo español es mejor para las carreras, pero ha sido sintomático, en cambio, que sólo haya surgido un gran lanzador: Manuel Martínez. En peso, pértiga, longitud o velocidad no hay concursos premiados.
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