¿Y si no...?

¿Y si no pactaran? ¿Y si se prolonga ra esta agridulce sensación de hoy más que ayer, pero menos que mañana, mientras los hechos se suceden y el mes de abril se consuma con voluntad de mayo, como mayo se extinguirá con vocación de junio, y así, hasta que agosto nos separe y quizá tenga razón septiembre, como tienen razón los lunes y en general los días y los meses laborables? Durante los primeros días se produjeron hechos prodigiosos, como la conversión del genocidio contra el castellano en Cataluña en la inmersión lingüística practicada por José María Aznar en el río Jordán, es decir, en el río Jordà. Y se agotaron las barretinas en Madrid, y los imaginativos bocadillos de cala mares a la romana que hicieron fa mosa a la capital de España fueron sustituidos por bocadillos de pan con tomate rellenos de judías cocidas y butifarra. Transcurrido el tiempo del amor loco, los pactantes pasaron a un chiu chiu lento pero seguro, en el que persisten, para dar de vez en cuando partes: frío, caliente, tibio, nunca, pronto, mañana, diguí, díguí, quizá... Siempre que te pregunto / que cuándo, cómo y dónde, / tú siempre me respondes: / quizás, quizás, qui zás. / Y así pasan los días /y yo desesperando / y tú siempre contestando: / quizás, quizás, quizás. /Estás perdiendo el tiempo / pensando, pensando. / ¡Por lo qué tú más quieras: / Hasta cuándo, hasta cuándo... ¿Y si no pactaran? ¿Y si dentro de tres años nos despertara la noticia de que el Gobierno en funciones del PSOE ha convocado elecciones anticipadas a la vista de que no hay pacto, Felipe González sin vacaciones, su chalet sin estrenar, Trillo cazando moscas por el Parlamento vacío, los editoriales de los diarios en blanco, los tertulianos en paro, José María Aznar cantando tangos de Piazzolla en catalán y TVE retransmitiendo día tras día miles, millones de cortos sobre el azaroso destino de las avutardas?