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ELECCIONES EN ITALIA

Los italianos votan hoy con el temor a un empate

La campaña más larga de la historia de las elecciones en Italia parece haber resultado inútil. Los últimos sondeos siguen reflejando el mismo empate básico entre las dos inestables coaliciones enfrentadas que se daba hace mes y medio, cuando se puso oficialmente en marcha el mecanismo de estos comicios. El Polo de la Libertad tiende a lograr una cierta mayoría en la Cámara de los Diputados, pero el Olivo aparece con ventaja en el Senado. Con dicho resultado, las terceras elecciones generales que Italia celebra en sólo cuatro años dejarían sin resolver el punto muerto político en que se encuentra el país.

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Un sondeo realizado el pasado viernes da, en efecto, unos dos puntos porcentuales de ventaja al centro izquierda sobre el centro derecha en los votos para la Cámara proporcional y mayoritario, y medio punto en la elección del Senado. Pero debido a la diferente normativa que rige ambas elecciones, el Polo resulta con 11 escaños de ventaja en la Cámara, mientras que el Olivo superaría al Polo por cuatro escaños en el Senado.El estudio refleja que existe todavía un 10% de indecisos, la mitad que hace dos semanas, lo que mantiene en el aire unos 30 colegios del escrutinio mayoritario para la Cámara y otros 10 para el Senado. De esas 40 circunscripciones, y de unos dos mil ciudadanos que en ellas dudan todavía de si votar o sobre a quién dar su voto, sigue dependiendo el resultado final.

Pero el mantenimiento del empate en los sondeos, mientras disminuyen paulatinamente 1 s italianos dudosos y los colegios inciertos, es lo suficientemente acusado como para que políticos y observadores hayan comenzado a desdramatizar la prolongación del punto muerto, aun antes de conocerse el desenlace del voto.

La atribución de la Cámara al centro derecha y del Senado al centro izquierda equivaldría a un empate total, ya que el sistema político italiano sigue un bicameralismo absoluto por el que toda ley debe ser aprobada en ambos niveles. También el Gobierno tiene que ser investido sucesivamente por la Cámara y el Senado. Si los hechos confirmaran estas previsiones, se abrirían en Italia dos vías alternativas para una solución ordenada del problema. La primera consistiría en una vuelta a la negociación intentada en febrero por Massimo d'Alema, como secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), y Silvio Berlusconi, en su condición de líder del Polo, a fin de pactar un Gobierno apoyado por los dos bloques que rija el país mientras las fuerzas políticas trabajan en la creación de un nuevo sistema político que permita volver a votar, dentro de dos o tres años, con garantías de que venza una de las dos coaliciones.

Liga Norte

El acuerdo esbozado en febrero se refería a un sistema semipresidencialista de tipo francés, con una ley electoral a dos vueltas. Al comienzo de la campaña electoral, Berlusconi dijo que aquel compromiso era ya papel mojado, pero últimamente se ha mostrado más dispuesto a retomar el diálogo con D'Alema sobre aquellas bases si se produce el empate. La izquierda ha dicho que incluso en caso de victoria del Olivo promoverá el retorno al diálogo sobre las reformas institucionales. El líder del Olivo, Romano Prodi, quedaría en ese caso en un segundo plano.La segunda alternativa sería la búsqueda de un acuerdo con la Liga Norte, principal fuerza política que está fuera de ambos bloques, para reformar simplemente la ley electoral y volver a votar en pocos meses. Pero esta opción implicaría un componente adicional de tensión y un clima de enfrentamiento abierto entre las dos coaliciones.

El Olivo abordaría el choque con' la ventaja inicial de que la Liga Norte apoyaría seguramente el sistema electoral a dos vueltas que promueve el centro-izquierda. La Liga se vería en peligro de extinción si Italia adoptara un sistema electoral mayoritario puro como quiere el Polo. También Refundación Comunista -que, como la Liga, desearía volver al sistema electoral proporcional- se inclinaría en este terreno por el mal menor que para ella se derivaría de la posición del Olivo.

Cualquier otra hipótesis implica serios riesgos de que la inestabilidad italiana degenere en caos. Un nuevo Gobierno técnico, que el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, promovería, sin duda, en caso de empate, implica la casi segura disolución de las coaliciones existentes. El todavía primer ministro en funciones, Lamberto Dini, intentaría probablemente formar un partido de centro a expensas de los dos bloques, mientras el líder de Alianza Nacional (AN), Gianfranco Fini, trataría de hacerse con el control de los restos de un Polo sin Berlusconi. Sería una guerra sin cuartel entre políticos.

Un eventual Gobierno del Polo o del Olivo en coalición con la Liga, que puede esperar sacar entre 20 y 30 diputados en estas elecciones, estaría en permanente peligro de desplomarse, ya que Umberto Bossi, el líder nordista, ha demostrado que la inestabilidad es el salvavidas de su movimiento. La Liga se presentó en las elecciones de marzo de 1994 con el Polo, pero rompió con Berlusconi ocho meses después, haciendo caer su Gobierno. Luego apoyó el Gobierno de técnicos de Lamberto Dini junto a los partidos del Olivo, pero se presenta finalmente sola a estos comicios con el lema de la independencia del norte. Además de la Liga, concurren solos a las urnas Refundación Comunista, asociada con acuerdos de desistimiento al Olivo, y el Movimiento Social Italiano (MSI).

El Polo incluye a AN, Forza Italia, Centro Cristiano Democrático, Demócratas Unidos y la Lista de Marco Pannella. El Olivo incluye al PDS, Partido Popular Italiano, con la lista de Antonio Maccanico, Partido de los Verdes, y la Renovación Italiana de Dini.

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