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"Soy David contra Goliat, pero pienso ganar"

Romano Prodi, de 57 años, profesor de economía, ex ministro de Industria en los años setenta y, en los ochenta, presidente del Istituto per la Ricostruzione Industriale (IRI), el mayor grupo estatal italiano, parece el político más relajado y optimista que se puede encontrar en Italia en estos momentos. Sin embargo, su triunfo sobre Silvio Berlusconi está lejos de ser seguro. Prodi es el líder del Olivo, la coalición de centro izquierda en la que destacan Massimo D'Alema, secretario del Partido Democrático de la Izquierda, y el primer ministro, Lamberto Dini.Pregunta. ¿Qué cambia si vence el Polo o el Olivo?

Respuesta. Cambia mucho para Italia, porque cambia su cohesión interna y su colocación internacional. El Olivo busca un fuerte anclaje en Europa y una fuerte cohesión interna, sin fisuras de tipo reaganiano o thatcheriano.

P. El Polo dice que el Olivo es una reedición del "contubernio catocomunista".

R. No les queda más que esa arma, porque tras agotar el debate sobre los contenidos y sobre los hombres vuelven a la campaña genérica del anticomunismo.

P. D'Alema habló en televisión de retomar el pacto entre Enrico Berlinguer y Aldo Moro.

R. Está en su derecho de hacerlo, pero el Olivo va mucho más lejos. Es la alianza no sólo del mundo socialista y del mundo católico sino de toda la cultura laica, liberal, republicana, ambientalista. Y esto es importante, porque creo que el Olivo tendrá mucha vida tras las elecciones. Si se pierde o si se gana, es el instrumento para crear la alternancia en la política italiana.

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P. Les acusan también de haber provocado el gran agujero de las finanzas públicas italianas.

R. Yo hice la mayor operación de saneamiento de la empresa pública en la historia italiana de la posguerra. Todos los balances demuestran que la creación de activos netos durante mi gestión en el IRI fue enormemente superior a las ayudas públicas recibidas y que el grupo pasó de un déficit de 2.000 millones de dólares al año a un activo de 1.000 millones de dólares. Además, he hecho la: única campaña de privatizaciones realizada en este país.

P. ¿Por qué se ha alejado de la televisión, que es el mayor instrumento propagandístico?

R. Yo creo en el pueblo, he tomado un autobús y viajo por Italia desde hace 14 meses, he ido al encuentro de la gente y han nacido3.800 comités de apoyo a Prodi. La televisión es el gran tamtam. Soy David contra Goliat, pero pienso ganar.

P. ¿Por qué se ha apartado de la televisión?

R. Esto no es un concurso de baile, es una competición política. Yo tengo que intentar ser primer ministro, no responder a las provocaciones de Berlusconi. Tenemos una televisión donde no se habla jamás de contenidos. Con todo, haré dos cara a cara finales.

P. Además del uso de la televisión, ¿qué le distingue a usted de Berlusconi?

R. Absolutamente todo. La historia, los gustos, la profesión. El modo de relacionarse con los demás, la concepción de la política, que en su caso es totalmente piramidal, empresarial y, sobre todo, simplificadora. Yo considero que cualquier país es una realidad complejísima frente a la que hay que ponerse en la posición de los débiles, tener en cuenta los intereses de todos.

P. Berlusconi demostró en 1994 qué se llega a la gente con mensajes muy simples. ¿Es difícil que se entienda lo complejo?

R. El hace una apuesta y yo hago otra. En mi opinión, este país necesita volver a creer en las cosas, en las personas, bajar a las plazas, hacer política, discutirla. Yo apuesto por esto, y dentro (le unos días veremos el resultado.

P. Hace un año y dos meses que usted entró en política. ¿Está satisfecho?

R. Yo he viajado continuamente, pero mis ingresos han caído a la décima parte de lo que eran. Claro que, como ésta es la mayor aventura que un hombre pueda tener en su vida, como m¡ mujer está de acuerdo, mis hijos también, nos hemos divertido y hemos hecho muchísimos amigos, no es un peso muy fuerte.

P. ¿Qué resultado prevé?

R. Soy bastante optimista, teniendo en cuenta que lo que pretendo es mucho, ya que sólo gobernaré en el caso de que pueda hacerlo exclusivamente con las fuerzas del Olivo. Si no es así, sé perfectamente que será otro quien dirija la situación para intentar ampliar la mayoría a otras fuerzas, quizás a los partidos ex democristianos que han elegido el centro derecha. Eso yo no lo haré, porque sería reintroducir el transformismo, que es el verdadero peligro de este país, la inmoralidad del grupo democristiano y socialista que se desplazaba continuamente con tal de estar en el Gobierno. Yo combato ese tipo de soluciones.

P. ¿Ve en Lamberto Dini a un competidor?

R. No, porque Dini sabe perfectamente que yo no haré jamás un Gobierno de pasteleo.

P. ¿Y Dini sí lo haría?

R. No lo sé. Eso depende de él. Yo soy el líder del Olivo. Si luego el Olivo no gana, no me planteo el problema, porque yo ya no seré el primer ministro.

P. ¿Podría usted formar su Gobiemo con el apoyo pasivo de Refundación Comunista?

R. No lo sé. Yo digo que si Refundación Comunista no cambia su programa, no podrá estar en el Gobierno. Tampoco creo que el Olivo pueda gobernar si tiene que depender en el día a día del apoyo externo de Refundación, porque el país necesita reformas profundas que no serían posibles en esa situación.

P. ¿Y con la Liga Norte? ¿Se podría negociar para romper un empate?

R. Mientras la Liga no cierre su Parlamento de Mantua, no hay nada que hacer. Y temo que Bossi, al haber optado por presentar a la Liga sola, con lo que obtendrá unos 25 diputados en lugar de los 60 que podría haber tenido en coalición, se esté preparando para ser el líder del Norte en el contexto) de una eventual crisis, seguramente financiera, que divida al país en dos.

P. Entre empleo, reformas institucionales, delincuencia, déficit público, ¿cuál sería la prioridad de su Gobierno?

R. Sin duda, el empleo, porque, en esto, la mitad de Italia está como España. Las reformas institucionales me parecen muy importantes, pero no veo que sea necesario elegir ahora un modelo preciso. El problema es lograr tres objetivos: que el Gobierno dure cinco anos, que el sistema garantice la alternancia y que el Parlamento siga teniendo un papel fuerte. Eso se puede conseguir mediante un sistema semipresidencialista de tipo francés corregido, o con una REUTER cancillería de tipo alemán.

P. En caso de empate, ¿qué se hace? D'Alema dice que se negocian las reformas. Berlusconi que se repiten las elecciones.

R. Se hace lo que se haría en Alemania, en España o en Francia. Se ve si hay posibilidad de una gran coalición y, si no, se vuelve a votar. No veo por qué en Italia debería ser distinto. No es por la ley electoral por lo que se produce el empate, sino porque todavía no se han llevado a la práctica las consecuencias del sistema electoral mayoritario.

P. Pero repetir continuamente las elecciones es peligroso.

R. Usted me pregunta todo el rato por lo que ocurrirá si pierdo. Pues que si pierdo, pierdo. Pero tenga en cuenta que el pasado verano estaba muerto, habían construido ya un centro político triunfante, que no existía, y vivimos dos meses y medio con aquella construcción irreal. Luego se intentó hacer el Gobierno de las reformas, y yo dije: 'No creo en eso'. Y acerté. Ahora he hecho la tercera apuesta y, si la gano también, he vencido. Si pierdo, veremos. El transformismo no es lo mío.ç

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