Tres derrotas
El Banco de Roma, en 1984, y la Jugoplastica, en 1990 y 1991, fueron sus bestias negras
El Barcelona disputa la cuarta final del máximo título continental. Sus precedentes son terribles: tres finales, tres derrotas, un palmarés que no tiene relación con la forma tan elocuente con que resolvió la papeleta en las otras finales continentales: la Recopa en 1985 y 1987 y la Copa Korac: en 1986. Para ese otro caso, el balance fue demoledor: tres finales, tres títulos. Está claro que el paso del tiempo y las sucesivas frustraciones han marcado el salto del Barcelona a un título que se le resiste.El uno contra todos de Wright. Ginebra vivió en 1984 la primera final del Barca. Su técnico, Antoni Serra, se curaba en salud: "Antes de ganar su primera Copa de Europa, el Madrid perdió dos finales". El rival era el Banco de Roma, un equipo cuya figura era el base americano Larry Wright. El Barcelona dominó desde el principio (42-32 al descanso). Tuvo hasta 14 tantos de ventaja en la segunda parte, pero de pronto emergió Larry Wright. Decidió jugar él solo la final, jugada a jugada, mientras Solozábal asistía impotente a su demostración. Los 31 puntos de Epi sirvieron de poco. Fueron decisivos los 27 de Wright.
Perasovic rompe la zona. Aíto lleva al Barca a la final de Zaragoza en 1990. Dos días antes habían despedazado al Aris de Salónica (104-83). El partido llevó un ritmo muy ajustado (40-36 al descanso) hasta que Aíto decide una zona para tomar ventaja. La decisión resulta un fracaso porque Perasovic (12 tantos) machaca el aro azulgrana. La superioridad de Norris (18 tantos) sobre los tableros se hace inservible. Kukoc y Maljkovic: obtienen el segundo título de una pujante Jugoplastica (72-67).
Maljkovic tambíen fracasa. Aíto contrata a Maljkovic como entrenador, pero el Barcelona no es la Jugoplastica. Hay algo en su juego que no pertenece al técnico, que está en el talento de hombres como Kukoc, Savic, Radja o Perasovic, una generación irrepetible. La Jugoplastica, por entonces bajo la denominación de Pop 84, ha perdido a Maljkovic y a Radja. Está dirigida por un viejo conocido de los banquillos españoles, el croata Pavlicevic, un técnico que fracasó en Ferrol. La final de París en 1991 era la final del Barca, favorito indiscutible, que podía utilizar al nacionalizado Trumbo para rematar su dominio bajo los tableros al lado de Norris y Piculín Ortiz. Sin embargo, el solitario Savic, desprovisto de Radja, se convierte en el hombre clave. Los ojos están puestos en Kukoc, pero éste acaba con 8 tantos, como Norris, como el propio Epi. Es Savic y sus 20 tantos quien marca las diferencias. Al final 70-65 y tercer fracaso del Barcelona.
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