_
_
_
_
COPA DEL REY EL PRIMER TÍTULO

Gil: "He asustado al Rey"

Gaspart asegura que el Barça sigue vivo y Núñez se queda mudo tras la derrota

Àngels Piñol

"Creo que he asustado al Rey cuando hemos marcado el gol", confesó Jesús Gil. Primero gritó, luego se fundió en un abrazo con sus hijos. Más tarde recibió la felicitación del Rey: "Claro que me ha felicitado. Es lo mejor que hay en España". El presidente del Atlético de Madrid, eufórico, dedicó el triunfo a todos los atléticos de España" y a los que anoche festejaban la victoria en la plaza de Neptuno. "Nos hemos puesto el maillot amarillo y ahora vamos a ganar la Liga".Josep Lluís Núñez no quiso hablar tras la derrota. En su lugar lo hizo Joan Gaspart, su vicepresidente. "Estoy triste", dijo, "pero mañana [por hoy] toca la Liga de Europa de baloncesto y todavía está ahí la Copa de la UEFA y la Liga. El Barcelona está por encima de las derrotas".

Más información
Fiesta en Neptuno

Mientras los directivos hablaban, los jugadores del Atlético de Madrid saltaron de nuevo al césped. Lo hicieron con el único propósito de llevarse un trozo de la red de la portería en la que Pantic marcó el gol de la victoria. Al final se llevaron toda la red. En esos momentos había silencio y la luz estaba apagada. Pero poco antes La Romareda había enloquecido.

Fue con el silbido final. Roger lloró desconsolado y simbolizó como nadie el desconsuelo del Barça. Mientras, el delirio invadió la mitad de la grada y la mitad del palco. Tomás alzó de manos del Rey la Copa de campeón y la megafonía, por una vez, con un estilo genuinamente americano, recitó el nombre de los campeones. "¡Manos arriba! ¡Esto es un atraco!", respondieron los jugadores rojiblancos. Luego, dieron la vuelta al campo.

El palco fue durante el partido un. hervidero. Atestado de políticos, directivos de ambos clubes y deportistas. Entre ellos, unos visitantes especialmente aplaudidos: los jugadores del Numancia, que, tras eliminar a tres equipos de Primera División -cayeron ante el Barça-, fueron expresamente invitados para presenciar la final.

La grada vivió el encuentro al rojo vivo. Fue tan dramático como la cojera final de Pep Guardiola, que, con un vendaje en su pierna no podía casi ni caminar y destinó sus pocas energías a animar a la afición, como había hecho Molina. Costaba aceptar que uno de los terribles sufrimientos de ambos nada iba a servir. La tensión fue tal que pocos vieron a un conejo corretear por el césped.

El gol de Pantic, tantas veces ensayado en los entrenamientos del Atlético, fue la sentencia final. Los petardos del bando rejiblanco empezaron a dispararse mientras una oleada de bufandas parecía volcarse sobre el césped. Los iolés! y ¡viva España! daban fe de la inminente victoria del Atlético. Solozábal fue expulsado en olor de multitud. Pocas dudas había de que su equipo alzaría la Copa del Rey.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_