Augusta pasa lista a sus pretendientes

Si el golf es golf, Nick Price no debería ganar este año el Masters. El jugador de Zimbabue -tres grandes: un Open Británico y dos PGAs- da a la perfección con el tipo resultante del retrato robot del jugador de Augusta, hecha la media de los 93 participantes: 1,80 de altura, 39 años, 15 victorias en torneos de la PGA, dos hijos y residente en Florida. Pero desde que el Masters es Masters, la chaqueta verde nunca ha reclamado a un jugador medio, aunque la figura de Price es descollante. El ganador en Augusta debe tener algo más: debe dar al torneo más selecto algo de la magia que dicen que el torneo devuelve a los jugadores que lo baten. Aunque todo no sea más que marketing -venta de un producto sin par- en estos tiempos de publicidad avasallante.Siguiendo la línea de descartar lo previsible, Greg Norman tampoco debería este año estrenar su casillero de Masters. Una sencilla razón: el gigante australiano es el favorito en las apuestas (8 a 1). Otra razón más complicada: Augusta suele eludir al jugador que más desea conquistarla. Ben Crenshaw, sorprendente ganador en 1995 lo dijo bien claro: "Mi victoria ha sido un deseo del destino acompañado de un toque de magia desde el cielo de Harvey Penick, mi viejo profesor muerto una semana antes".

Este motivo debería excluir de la lista de favoritos a todos aquellos nonatos que mantienen una excesiva relación de amor y deseo por el Masters y su chaqueta verde: Phil Mickelson, Davis Love, Colin Montgomerie o Ernie Els. El propio Norman lo ha entendido así. "Me siento en paz conmigo mismo", dice de boquilla, no fuera que por aparecer ansioso Augusta le fuera a decir que no, aunque corriendo el riesgo de parecer desdeñoso. "No tengo que salir ahí al campo y probar nada a nadie. Simplemente juego por amor. Esto es lo que siento dentro de mí y lo que el tiempo ha hecho por mí". El millonario Norman, amante de los libros de zen y artes marciales, llega hasta el extremo de ver signos de éxito -fue una bendición- en sus dos eliminaciones consecutivas en los torneos que jugó antes del Masters.

La experiencia

Enfocando el asunto desde los que sí tienen opciones a ganar el torneo, Severiano Ballesteros puede ayudar. Él mismo no se incluye en la lista, ni tampoco a ningún europeo de los 12 que participan. El cántabro, que comenzará a jugar hoy a las 15.03 (hora española), en compañía de Jeff Maggert, cree en la experiencia como equipaje necesario para conseguir la idoneidad útil. que precisa cualquier favorito, y no tanto en la cacareada revolución del juego, también parece que promovida por los vendedores de maderas de titanio, la última moda en el golf. "El juego no ha cambiado apenas. Lo que se produce son ciclos de jugadores que vienen y van, pero estoy seguro de que con mi juego de los años 80 yo seguiría ganando", dice Ballesteros, que, muy en su línea, apuesta por los de siempre. Los de siempre. son los Couples, Norman, Price y demás.