_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'Allez la France'

Santiago Segurola

El fútbol fue inventado por los ingleses, pero han sido los franceses los que han construido la gran arquitectura organizativa del juego. En un país dominado por su pasión hacia el ciclismo y el rugby, el fútbol ha sido una referencia obligada, aunque lateral. Hasta recién, el valor de las hazañas de Bobet, Anquetil, Poulidor, Hinault, Villepreux o Serge Blanco superaba las de cualquier astro futbolístico. Por lo menos hasta la consagración del gran Platini. Y sin embargo, el fútbol no sería el gran espectáculo finisecular sin el genio visionario de Jules Rimet y Henry Delauney, los hombres que impulsaron el nacimiento de la FIFA -con el desdén de los británicos- y la creación de la Copa del Mundo, la competición que rige los ciclos del fútbol. Y sin la apuesta de L'Equipe por la Copa de Europa, aquella copita que decía Di Stéfano, el fútbol tampoco lo que es hoy: una caldera de pasiones, un juego universal y una formidable máquina financiera.Los franceses han sido ciclotímicos, con picos altos de brillantez y épocas de depresión. Tuvieron a Kopa y Fontaine y esperaron veinte años a la aparición de Platini, el jugador que volvió a poner el fútbol francés en el mapa. A su alrededor se forjó un estilo y una escuela de jugadores. Tigana, Giresse, Tresor, Rocheteau y Janvión significaban un gusto exquisito por el juego, una sensación placentera que se adecuaba al sentido de la vida de los franceses.

Pasó aquella época excepcional y volvió un ciclo regresivo -ausencias de los Mundiales del 90 y 94 y de las Eurocopas del 88 y 92-, pero Francia continuó firme en su modelo. Ahora, cuando se acerca la Eurocopa y se vislumbra el Mundial del 98, el fútbol francés vuelve a ser una referencia indiscutible. Sus jugadores son indispensables en los principales campeonatos -Cantona (Manchester), Ginola (Newcastle), Desailly (Milan), Karembeau (Sampdoria)- o se prestigian en los clubes franceses ante los ojos de los aficionados: Djorkaeff, Pedros, Thuram o Pires. Y, tres equipos están en las semifinales europeas.

El fútbol francés vuelve a gozar de una excelente salud. Es la garantía de que asistiremos al triunfo de la clase, el talento y el detalle por el juego bien hecho.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_