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Secuestro en el viaje de bodas

Una pareja madrileña volaba en el avión desviado a Libia por unos piratas aéreos

El viaje de bodas de una pareja de madrileños, Victoria González, de 26 años, y Mario Arroyo, de 29, se convirtió en una pesadilla cuando, tras haber realizado un crucero por el río Nilo en Egipto, el avión que les trasladaba a El Cairo fue secuestrado por tres hombres y desviado a Libia. La pareja se queja de la pasividad de la agencia de viajes donde contrataron su crucero, que no alertó a las autoridades españolas de que ellos eran dos de los 123 turistas que iban en ese avión.Se casaron hace 10 meses pero no habían podido realizar el viaje hasta ahora. Aprovecharon el puente de San José y contrataron un circuito que incluía un crucero por el Nilo y una estancia en la capital egipcia. El 27 de marzo, en Luxor, subieron al Airbus de la compañía aérea egipcia y poco podían imaginar que con ellos abordaban el avión los tres secuestradores.

Se dieron cuenta de que algo anormal ocurría cuando oyeron a varias personas gritar en árabe en la parte delantera del avión y observaron a las azafatas ir de un lado a otro nerviosas. Por el gesto que puso una americana que se hallaba sentada a su lado y por el brusco cambio de rumbo del avión (hacia Libia), se percataron de que se trataba de un secuestro.

" Lo primero que teníamos que hacer era mantener la calma", aseguran que pensaron a dúo, aunque las sospechas de que fuesen integristas islámicos les hicieron removerse en sus asientos. Horas más tarde, desde las primeras filas y sin saber muy bien lo que pasaba, vieron como "traspasaban viajeros" hacia donde estaban ellos. En su fila se sentó un joven de 14 años. En un principio no le dieron importancia, pero poco después descubrieron que se trataba de uno de los secuestradores, cuando ya habían depuesto de su actitud.

Mario asegura que intentó hablar con él para preguntarle de dónde era, pero que le hizo un ademán de que no le entendía. En las más de dos horas que permaneció junto a ellos no habló. más que para solicitar permiso a la azafata para poder encender un cigarrillo.

El sofoco había terminado, aunque aterrizaron en Maturba, ya en territorio libio. En el aeropuerto recibieron la visita de Muammar el Gaddafi, el líder libio, que saludó a algunos pasajeros. Victoria comenta: "Fue emocionante ver tan de cerca a un personaje tan carismático como Gaddafi".

Horas más tarde comenzaba realmente la pesadilla, según cuentan. Llegaban a El Cairo, donde esperaban encontrar a alguien que les atendiese y se interesase por ellos después de lo ocurrido. Creían que estarían esperándoles "de la Embajada o de algún organismo oficial español" para ayudarles.

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En lugar de ser así, un guía de su agencia de viajes, según la pareja, les dijo que no merecía la pena avisar a la Embajada española sólo por dos personas. En ese momento pensaron: "Nadie habría sabido que estábamos en aquel avión si algo hubiese pasado

Al día siguiente lograron hablar con la Embajada española y todo quedó solucionado, menos el disgusto. Una responsable de la agencia de viajes quitó importancia al percance.

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