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NECROLÓGICAS

Antonio Bich, guionista cinematográfico

El pasado día 26 de marzo falleció en Madrid Antonio Bich Pérez, jefe de producción y prolífico guionista de cine, que trabajó con directores tan famosos como Antonio del Amo, José María Forqué, José Luis Sáenz de Heredia, Antonio Román, Juan de Orduña, Fernando Fernán-Gómez, Javier Aguirre o Pedro Lazaga, entre otros, pero cuyo nombre se relaciona indeleblemente con el del productor y director Pedro Masó, con quien colaboró como guionista durante largos años entre 1959 y 1977.Emparentado con el director Manuel Mur Oti, su cuñado; con el también guionista y director Manuel Iglesias, y padre del ayudante de dirección Andrés y del montador Federico Bich, nada en el pasado de este hombre nacido en Cartagena en 1908 hacía prever su dedicación al cine. De hecho, cursó estudios de medicina en la Universidad de Madrid, de los que se licenció en 1930, y se especializó en hematología y parasitología. Al estallar la guerra civil, combatió en el bando franquista, fue responsable de un plan de erradicación de enfermedades parasitarias en Sevilla y al acabar la contienda se dedicó al perfeccionamiento y fabricación de medicamentos.

Su primer empleo en el cine fue en tareas de producción, desde mediados de los cuarenta, y pronto llegó a ser jefe de producción de la peculiar empresa Sagitario Films, fundada en Madrid por notorios militares nazis exiliados en la España franquista. Tras el cierre de la empresa, en los primeros cincuenta, se dedicó a la escritura, y desde entonces, caso no muy frecuente entre sus colegas, vivió de su pluma.

Debutó en estos cometidos en 1955, cuando fue uno de los guionistas de El sol sale todos los días, del ex represaliado izquierdista Antonio del Amo. Colaboró luego con su cuñado Mur Oti en una de las más insólitas películas españolas de los cincuenta, la adaptación de la Fedra de Séneca, y aunque esporádicamente volvía frecuentar terrenos dramáticos (como en Los clarines del miedo, de Roman, 1958, o en Teresa de Jesús, de Orduña, en 1961), lo cierto es que siempre se sintió más a gusto en el terreno de la comedia, en películas muy taquilleras como El día de los enamorados, La gran familia o La familia y uno más, todas de Fernando Palacios, o Los chicos del Preu, de Lasaga.

En 1959 coincidió justamente en El día de los enamorados con un antiguo colaborador suyo en tareas de producción, Pedro Masó, con quien trabajó profusamente desde entonces, y de quien fue guionista principal desde que, a comienzos de los setenta, Masó accedió a la dirección. Filmes como Experiencia prematrimonial (1972), Una chica y un señor (1973), La menor (1976) o La Coquito (1977), su último trabajo para la pantalla, se basaron en guiones suyos. Como muchos otros profesionales cinematográficos, el nuevo periodo que se abrió en España con la transición democrática le pilló un tanto fuera de juego. Su concepción del humor, entre ternurista e inocentona, encontró poco eco en la producción de la época, por lo que optó por una discreta retirada.-

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