La candidatura de Boardman
La victoria del inglés en el Critérium Internacional, otro dato para validar la revolución de la temporada
Sólo los sprinters y el ONCE mantienen una línea regular en una temporada que ha comenzado loca.Los primeros -Svorada, Nelissen, Cipollini, Zabel, Abduyapárov, Steels, Blijlevens- porque el suyo es un coto cerrado. Son 10 los que se reparten el pastel, y aunque alguno pase malos momentos -caso de Cipollini este año-, las propias características de su oficio les permiten arrancar siempre alguna victoria. Los del ONCE porque el equipo de Manolo. Sáiz es el único que ha puesto en liza a todos sus pesos pesados -Jalabert, Zülle, Mauri- desde el principio del año. Ningún otro conjunto de primer nivel se había atrevido a ello. El miedo a una larga temporada en la que los grandes objetivos no comienzan hasta mayo había paralizado a los demás. Los equipos tiraban de corredores medianos que alcanzaban su momento ideal de forma para arañar pequeños triunfos. Hasta ayer. Otro presunto Candidato al Tour salió a la luz.
El Gan convirtió el Critérium Internacional -una carrera de la que este año desertaron las grandes figuras- en un objetivo fundamental. El inglés Chris Boardman no ganó el tríptico francés como si fuera un paso más en busca de su forma sino como el lugar en que encontró su máximo. Todo un equipo devoto a su servicio. El sábado, en la etapa llana, controlaron cualquier intento de rotura del pelotón; ayer por la mañana, su mejor elemento, Didier Rous, se puso a las Órdenes directas del inglés, que sólo cedió 18 segundos al ganador de la etapa con final en alto, el suizo Mauro Gianetti; por la tarde, Rous y Boardman ocuparon los dos primeros puestos en la corta contrarreloj, tamaño prólogo (6,5 kilómetros).
Boardman se fue llorando del pasado Tour nada más recorrer cinco kilómetros. El inglés -ex recordman de la hora- se cayó en el prólogo; no pudo llegar hasta la montaña, donde quería demostrar que se podía codear con los mejores: se había pasado el mes de junio siguiendo la rueda de Induráin en los cols de la Dauphiné y el Midi Libre; en mayo, en su casa, adaptando su bicicleta estática a las condiciones ideales de los puertos más duros. El ansia por sobrevivir en la montaña ha hecho, sin embargo, que Boardman -un especialista en pista, ganador de la persecución en Barcelona 92-haya perdido potencia en las contrarreloj. Aunque voló a más de 56 kilómetros por hora hace 10 días en la París-Niza, ayer no pudo ser más que segundo.
Empujón moral
Moral sí que habrá ganado Boardman con su triunfo. Le será necesaria para empezar a soportar presiones según se acerque el comienzo del Tour. Un empujón que no necesitan los veteranos: Induráin, Rominger, Ugrumov o Rijs. Como el navarro es el único que ha demostrado que sabe cómo, hacer para ganar el Tour, los demás posibles candidatos no han perdido la oportunidad de ponerse a su rebufó y buscar en estos meses la acumulación de kilómetros sin más ambiciones. Los que se han puesto el Giro como gran objetivo -Berzin, Chiappucci, Olano- han hecho lo mismo, pero un poco más deprisa: ya aguantan en los primeros pelotones en las últimas carreras que han disputado, Setmana y Vuelta a Cerdeña.
Jalabert, por su parte, ha visto totalmente desestabilizado su plan de preparación. La caída en la París-Niza le obligó a renunciar a la Milán-San Remo y al Critérium Internacional, y ayer anunció su renuncia al gran objetivo primaveral, la Lieja-Bastoña-Lieja. En su lugar, disputará dentro de una semana la Vuelta al País Vasco, carrera en que se verán las caras con ganas Olano, Zülle, Berzin, Rominger y quizás Induráin.
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