Puntualización sobre las encuestas
Las predicciones en ciencias sociales difícilmente se cumplirán si se ponen en conocimiento de los actores. Nada importa que la predicción se refiera a los resultados electorales o al tráfico previsto para el fin de semana. Lo relevante es que se intenta predecir el comportamiento de los ciudadanos, y éstos tienen capacidad de pensar, de reflexionar y, en consecuencia, de reorientar sus acciones. Esto es lo que trata de reflejar la teoría de la reflexibilidad social, brillantemente expuesta por el sociólogo Lamo de Espinosa en su libro La sociedad reflexiva.Esta teoría es fácilmente comprensible a través de un ejemplo. Supongamos que la Dirección General de Tráfico hace un -hipotético- estudio sobre el número de automóviles que circularán por las carreteras españolas el próximo puente y para ello realiza una encuesta entre los conductores para saber sus planes. Los medios de comunicación se hacen eco de dicha encuesta o predicción e informan: el jueves a las 15.00 se pondrán en circulación cinco millones de automóviles por las carreteras españolas.
El ciudadano que tenía previsto salir de viaje ese jueves tiene ahora varias posibilidades: a) mantener su idea y salir de viaje el jueves sabiendo que se expone a sufrir grandes atascos; b) adelantar o posponer su salida tratando de evitar así el atasco anunciado, o c) anular su viaje.
En consecuencia, el jueves a las 15.00 no habrá tantos vehículos circulando como se había anunciado. ¿Significa eso que la encuesta estaba mal hecha? ¿Significa que la gente había mentido en sus respuestas sobre los planes para el puente?, ¿o será que la población ha tenido noticia de las previsiones y ha variado sus planes en función de ellas? Probablemente lo último. El mismo argumento es aplicable a la influencia de la publicación de los resultados de las encuestas preelectorales en los electores. Los sociólogos tienen un objeto de estudio terriblemente complicado, capaz de pensar, de discutir, de cambiar y, por tanto, difícilmente previsible. Todo lo cual no significa que las encuestas engañen, engañan quienes hacen mal uso de la información que éstas proporcionan.
Para colmo, parece como si algunos analistas hubieran olvidado algo que los sociólogos conocen muy bien: las consecuencias intencionadas y no intencionadas de las acciones. Quiero con esto decir que la publicación de los resultados de las últimas encuestas preelectorales han favorecido claramente al PSOE, movilizando a los abstencionistas de la izquierda y haciendo que algunos que pensaban votar en conciencia cambiaran su intención de voto hacia el voto útil para evitar, de ese modo, la cantada victoria de la derecha.- Profesora de la Universidad de Granada.
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