Anderson hace sudar al Madrid

El encuentro tuvo vida hasta el segundo final. Y el último tiro fue a castigar precisamente al héroe del partido, el base Anderson, que se encontró con la mano poderosa de Savic en el aliento extremo. El Madrid conquistó el triunfo, pero tuvo que sudar. La segunda posición de la tabla, de momento, sigue en sus manos blancas.Fue una cita agrandada de revoluciones. Así lo quiso Anderson, que decidió imponer un ritmo frenético al juego. Y Laso, el conductor con el que apareció inicialmente el Madrid, no acertó a llevarle la contraria. Todos los ataques sevillanos fueron conducidos a, una velocidad endemoniada que abrió pronto una herida en el bando madridista. A tanta celeridad, la mejor defensa del campeonato -eso dicen los números de la Liga- no supo ejercer como tal. Acabó por someterse a la voluntad de Anderson, que descubría todo tipo de vías de penetración. La mayoría llevaron su firma final y la de Scott o Kidd, imponentes bajo aros. Superados los primeros siete minutos de reunión, el Caja San Fernando presumía de un marcador reconfortante: 5-18. Hasta cinco minutos seguidos dejó sin ver aro al cinco madridista.

La cita, para el Madrid, estaba necesitada de correcciones. Alcanzado el minuto 10, Obradovic realizó la primera: sentó a Laso y sacó sobre la cancha a Antúnez, otro de esos bases que disfruta con encuentros de ritmo disparado. Acertó, y el Madrid se metió poco a poco en el partido (35-38, al descanso).Obradovic, realizó una corrección en la segunda parte: obligó, a presentar batalla por afuera, con tiros exteriores. Y triple a triple (11 sumó al final), el Madrid pudo ir conduciendo de su lado la cita. El Caja fue a levantarse justo cuando todo hacia indicar que vivía un suceso crítico por la eliminación por cinco personales de Scott. Anderson se cargó de nuevo él encuentro a sus espaldas. Se jugo todos los ataques. El Madrid repartió la misma tarea entre Arlauckas y Savic. El último, que también le correspondió a Anderson lo frustó la mano de Savic. Y el Madrid conquistó el triunfo, una victoria muy sudada.