Vísceras y sensibilidad
En medio de este culto a la víscera, al brazo amputado, al balazo y a la desgracia ajena, me atrevo a pedir (todo lo por favor que haga falta) la vuelta a la antigua usanza de avisar al telespectador de que las imágenes pueden herir su sensibilidad. Porque, aunque según los estudios de audiencia estamos en peligro de extinción, a algunos todavía nos queda algo de eso. En estos tiempos que corren, en los que los informativos se ceban con terrorismos, guerras y accidentes (de los que no les culpo), no saben cuán duro es para esta minoría de sensibleros ver cómo se rescata un cadáver troceado, calcinado o corrompido. Me gustaría que mi televisión dejara de chorrear sangre y que se me dejara de atragantar cada bocado. Estoy pensando en instalar un vomitorio en el salón.Por otra parte, puesto que no es obligatorio ver los programas basura, reality shows o como se llamen, por mí, los ¿profesionales de la información? que los regentan pueden seguir regocijándose y haciendo negocio con el llanto y la desgracia. Y ustedes que lo disfruten. Si pueden.-
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