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La Juve le toma el pulso al Madrid

Ambos equipos se juegan la temporada en un choque repleto de incógnitas

José Sámano

Treinta años de frustraciones. Ése es el trecho sideral que aleja al Madrid de su última Copa de Europa; tres décadas de desencantos que el colectivo madridistra puede comenzar a torcer hoy en Turín (TVE-1, 20.30) en una cita ante el Juventus a la que llega más despersonalizado que nunca. Sin. estilo y escasos argumentos futbolísticos. Descuartizado por las lesiones (Redondo, Buyo, Amavisca, Soler, Sanchis) y las sanciones (Hierro), quebrado por el brusco cambio de etiqueta técnica (Arsenio / Valdano) y azotado por el vértigo del futuro (Suker, Mijatovic). Con todo, el Madrid ha decidido refugiarse en un aparente papel victimista. Una mueca habitual en el fútbol que a veces origina resultados sorprendentes. Así, un tanto desorientado, el Madrid afronta algo más que la posibilidad de un enésimo tropezón en la Copa de Europa. Está en juego aliviar una temporada repleta de despropósitos. No hay otra redención posible. La hipotética clasificación para la UEFA no es más que viruta. Parte de la plantilla afronta su último examen en la élite (Buyo, Chendo, Sanchis, Michel). Otros someten a debate su futuro profesional (Laudrup, Rincón, Zamorano, Esnáider, Luis Enrique). Su horizonte deportivo está estrechamente ligado al sustento económico de la institución. La eliminación europea le costaría al Madrid unos 600 millones de pesetas: la mitad del traspaso de Mijatovic. No es extraño, por tanto, que el presidente, Lorenzo Sanz, no concilie el sueño: "Hoy [por ayer] he dormido fatal y hasta estoy un poco mareado". Sanz no regatea: "Quedar fuera sería un palo duro; sólo les pido que luchen a tope, porque me daría miedo hacer el ridículo".Ausencias

Y es que el Madrid no tiene más remedio que apretar los dientes. Tachado de ser un equipo sin carácter, con un perfil bajo para las grandes ocasiones, hoy tiene una prueba definitiva para desterrar semejantes adjetivos. "Esta eliminatoria no es para cobardes y en este vestuario no hay ninguno". Raúl, el más advenedizo de todos, arenga así a sus compañeros. Él también se la juega. Se sabe de su desparpajo y no hay dudas sobre su atrevimiento infinito, pero Italia, la Juve, es una plaza de altura, un escenario donde se forja el carácter de un jugador, y, en ocasiones, se precipita su ruina. Un escaparate al que Raúl jamás hasta ahora se había sometido.

Tampoco Arsenio, con más de media vida enredado en el fútbol, se ha topado con nada similar. Y, por si fuera poco, el equipo se le ha descosido por donde más le duele. Las ausencias de Hierro y Redondo le han dejado sin acero en el eje. Sin ellos el equipo queda decapitado en la salida, el choque y la llegada. Milla, menos prolijo en su juego, es su único remedio. Para Arsenio, el agujero está al lado del turolense. A última hora aún no había resuelto las dudas. ¿Michel o Rincón? ¿Acaso la improvisación de Luis Enrique o una precipitada reaparición de Sanchis? En ataque, es seria duda Zamorano al sufrir ayer en el entrenamiento un fuerte esguince en su tobillo izquierdo y está casi descartado. Su lugar, por delante de Laudrup, puede ser ocupado por Rincón, junto a Raúl. Y detrás de todos Cañizares.

Arsenio sabe que se medirá a un equipo retorcido y rugoso. Nada brillante, sin un ápice de sutileza. Muy baqueteado en las grandes ocasiones, el Juventus es un equipo capaz de soportar la máxima tensión. Y, enfrente, el Madrid, roto en todas sus aristas, "firmeza, orden y pelea" en palabras del técnico gallego.

Su colega, Marcelo Lippi, lleva días entrenando con la puerta candada. Descolgado en su Liga y tras su pobre paso por el Bernabéu, está en el alambre. Tampoco dispone de su mejores elementos: Carrera, Ravanelli y Paulo Sousa son bajas; Lombardo y Vierchowod estarán en el banquillo por molestias físicas; y Vialli jugará disminuido por un problema en el tendón de Aquíles. Lippi no se martiriza. Ya se sabe que en Italia los partidos comienzan días antes, frente a las cámaras, plumas y micrófonos:"El Madrid debería tener miedo porque aún no ha visto a la verdadera Juventus. La que se verá el miércoles [por hoy], mordiendo al equipo contrario arriba y jugando con la seriedad necesaria para no encajar un gol".

El duelo está cerrado y el cartel no admite un borrón: Madrid y Juventus, dos clubes añejos atrapados por su pasado, se juegan maquillar un presente tenebroso y ponerse al borde de la gran final. Nantes y Spartak de Moscú no asustan a ninguno.Juventus: Peruzzi; Torricelli, Ferrara, Porrini, Pessoto; Conte, Jugovic, Deschamps; Del Piero; Vialli y Padovano.

Real Madrid: Cañizares; Luis Enrique, Chendo, Alkorta, García Calvo, Lasa; Milla, Michel; Laudrup, Raúl y Zarnorano o Rincón.

Arbitro: Mario Van der Ende (Holanda).

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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