El ocaso del gigante italiano

Los datos torturan al baloncesto italiano. La derrota del Stefanel de Milán en la final de la Copa Korac ha consumado el tercer año sin un solo título continental del que poder presumir desde 1970. Los italianos, máxima potencia en la historia del baloncesto europeo con 33 títulos por 19 de España y 15 de Yugoslavia, no ganan la Liga Europea desde 1988 (Tracer Milán). Un panorama desolador que completa una selección que por tercera ocasión consecutiva ha quedado excluida de los Juegos Olímpicos. En con traste, el baloncesto español puede presumir esta temporada ya de un título, el conseguido por el Taugrés en la Re copa, y de un finalista seguro en la Liga Europea dado que el Barcelona y el Real Madrid disputarán una de las semifinales el próximo 9 de abril en París. España, además, aspira a revalidar por tercer año consecutivo su primacía en la máxima competición continental después de los triunfos del Joventut en 1994 y del Madrid en 1995. El examen de conciencia en Italia lleva a las partes interesadas a constatar que ya no acaparan los mejores fichajes de jugadores extranjeros. El paraíso ahora es Grecia con jugadores que poseen contratos multimillón arios como Wilkins, Vrankovic, Fasulas, Berry, McDaniel, Naumoski o Prelevic. Los mejor pagados en Italia son Woolridge y Komazec. Pero en la lucha por captar a los mejores estadounidenses y balcánicos, los italianos mantienen una cerrada competencia con los clubes de España, Francia e incluso del emergente baloncesto turco, ganador de la Copa Korac gracias al Efes Pilsen de Estambul, que cuenta con dos de los extranjeros mejor pagados en Europa, Naumoski y McRae.

Otro factor al que Italia achaca su bagaje negativo es la dificultad de algunos jugadores que han intentado nacionalizarse. Los italianos lamentan no poder contar en su selección con un base de la calidad de Vinny Del Negro, exjugador del Benet ton y ahora estrella en el San Antonio Spurs. Del Negro, de origen italiano, optó por, retornar a la NBA a la vista de que en Italia sólo podía actuar como extranjero. Hace precisamente un mes que las leyes italianas han cambiado y han abierto la puerta de la nacionalidad italiana al pívot estadounidense Dan Gay.

Los análisis sobre el descenso de nivel del baloncesto italiano inciden en la elevada remuneración de la que gozan los mejores jugadores desde hace varios años. Muchos de ellos rondan la treintena y se cree que han perdido alicientes para aumentar su competitividad. Por otra parte, se considera que el campeonato italiano es, en su conjunto, el más duro de Europa, pero ello se ha conseguido a partir de una atomización de fuerzas que comporta que los mejores jugadores estén muy repartidos entre diferentes clubes, lo cual impide que los equipos de élite puedan ser más competitivos a escala internacional.