Treinta y un grapos protestan contra la dispersión con una huelga de hambre
Los familiares de los presos de los GRAPO han denunciado el grave estado de salud en que se encuentran éstos como consecuencia de la huelga de hambre. que mantienen desde hace un mes. Uno de ellos el histórico Fernando Hierro Chomón, está siendo obligado a recibir suero por orden del juez de Vigilancia Penitenciaria de Málaga ante el "riesgo vital y el grave deterioro físico" que padece.Cerca de 50 reclusos, según los familiares, mantienen la huelga de hambre para exigir que se deje en libertad a sus compañeros Juan Manuel Pérez Hernández, preso en Tenerife, y Milagros Caballero Carbonell, en Picassent (Valencia). Los familiares creen que debe aplicárseles el artículo 60 del Reglamento Penitenciario, que contempla la libertad de quienes padecen enfermedades incurables.
Instituciones Penitenciarias afirma que los huelguistas de hambre son 31 de los actualmente recluidos en prisión. Explica que, pese a su informe favorable a la excarcelación de Pérez Hernández y Caballero Carbonell, la autoridad judicial se opone a ello en un caso y en el otro aún no ha tomado una decisión.
Los grapos pretenden que el Gobierno les reunifique a todos en una prisión o, al menos, que se les junte de dos en dos en una galería. Los familiares afirman que el director general de Instituciones Penitenciarias, David Beltrán, aceptó esta última posibilidad antes de las elecciones. Pero Beltrán niega haber llegado a tal pacto y es partidario de mantener la política de dispersión.
Deterioro físico
Las madres de los grapos aseguran que sus hijos sufren un grave deterioro físico, debido no sólo a la huelga de hambre actual, sino a otras realizadas con anterioridad. Hace seis años, otra protesta similar costó la vida a Manuel Sevillano Martín y "dejó graves secuelas a otros muchos".Según los familiares, en la actualidad se dan ya muchos casos en que no pueden visitar a sus presos porque su delicado estado de salud les impide andar desde las celdas hasta los locutorios. Varios más sufren tuberculosis.
Los huelguistas rechazan de plano la alimentación forzosa. "Tenemos derecho a utilizar nuestro cuerpo como arma por que es lo único que tenemos", dicen. Sin embargo, la administración penitenciaría está dispuesta a alimentarlos artificialmente basándose en las sentencias judiciales que así lo autorizan.
El ingeniero Juan Manuel Pérez Hernández, de 46 años, sufre "trastornos graves de la personalidad" por una "encefalopatía de Wernike-Korsakoff", según un dictamen médico que considera esa enfermedad como "minusvalía definitiva". Los familiares dicen que Pérez tiene "miedo a ser envenenado" y que rechaza incluso la comida que les llevan.
Los familiares también demandan la excarcelación de Olegario Sánchez y Casimiro Gil, que llevan presos 19 años, por considerar que ya tienen derecho a la libertad condicional.
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