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FÚTBOL 31ª JORNADA DE LIGA

El Betis, obligado a jugar en su campo con el Salamanca pese a su clausura por un partido

El campo de la Rosaleda de Málaga no servirá al final de escenario para el partido del Betis en el exilio. Su encuentro de Liga con el Salamanca se jugará mañana en el campo bético pese a estar clausurado por un partido. El Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD), el organismo que en última instancia que ratificó el cierre del Benito Villamarín, suspendió ayer cautelarmente la sanción al valorar el cúmulo de inconvenientes que presenta el campo malagueño, inhabmailitado por la Ley del Deporte al no disponer de medidas de control informático en sus accesos.

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El Betis-Salamanca movilizó ayer a las más altas instancias del deporte. El Gobierno Civil de Málaga, el Consejo Superior de Deportes, la Federación Española de Fútbol, la Liga Profesional y las directivas del Betis y del Málaga celebraron reuniones simultáneas para desbloquear la desautorización del encuentro. No fue posible. El partido se jugará en el Benito Villamarín, aunque su clausura se mantiene para otro encuentro, presumiblemente el Betis-Racing del 7 de abril. El consejero delegado del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, aceptó a muy a regañadientes la solución salomónica del CEDD, que calificó de "bodrio" Luis Bellver, vicepresidente bético.El jueves, a tan sólo 72 horas del encuentro, el gobernador civil de la provincia, Ángel Fernández Lupión, prohibió su disputa en Málaga a instancia de la Comisión Antiviolencia. La Rosaleda no se ajusta a la Ley del Deporte, que exige un riguroso control de acceso de los espectadores mediante tomos mecánicos y lectura informática de billetes. La Rosaleda ya registró incidentes de orden público en el amistoso España-Finlandia disputado en 1994.

Fernández Lupión, mantuvo ayer firme su decisión de prohibir el partido en el campo del Málaga. No consideró suficientes las garantías de seguridad ofrecidas por los dirigentes béticos y malagueños. La movilización afectaba a todos los efectivos de la seguridad pública: Policía Nacional, Policía Local, Protección Civil, Bomberos y Cruz Roja. Pero Lupión no acudió a una cita preparada por Lopera y el presidente del Málaga para reconsiderar la prohibición.

Este Betis-Salamanca no era un partido cualquiera. Unos 40.000 seguidores béticos iban a desplazarse el domingo a Málaga para acompañar a su equipo en el destierro. El Betis había canjeado ayer más de 30.000 abonos por entradas. Más de 300 autocares y centenares de vehículos particulares tenían prevista la partida. Tal suerte de convocatoria inquietó anteayer al gobernador civil de Málaga, quien optó por reclamar, el peso de la Ley: "Sin medidas de control informático de acceso no se autoriza el partido", reiteró ayer.

Las localidades despachadas en las taquillas del Benito Villamarín no tienen numeración, sólo están distribuidas por zonas (fondos, preferencia y tribuna). Ello quiere decir que los hinchas tendrían que buscar la mejor ubicación a medida de que fueran accediendo. El riesgo de avalanchas encendió la alarma. Y, curiosamente, las entradas que sirvió el Betis no tienen numeración ni código de barras porque todo el mundo sabía con antelación que La Rosaleda carecía de tomos y lectores magnéticos. También conocía el defecto la Federación Española que, pese a ello, autorizó el campo malagueño para la disputa del encuentro que el Betis debía cumplir en el exilio por los incidentes de su eliminatoria de Copa con el Atlético.

Había otras soluciones. La primera negativa de Lopera a aceptar la devolución del partido a su campo iba acompañada de una contraoferta a la Federación: que se celebrara en Cádiz. Pero la idea multiplicaba los riesgos. El campo Ramón de Carranza, con tornos, tiene un aforo de 22.000 espectadores, con lo que 10.000 béticos con carné estarían privados del derecho asistir al encuentro. De aceptarse esta solución, Lopera llegó a recomendar una movilización especial de las Fuerzas Armadas para evitar un grave altercado de orden público. Finalmente, el Carranza fue desautorizado. El gobernador civil de Málaga había sugerido al Betis el traslado urgente de sus tornos mecánicos a La Rosaleda. Para Lopera fue la peor de las soluciones.

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