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España sobrevive en un escenario diabólico

Sobre un campo encharcado, los sub 21 resuelven con casta ante la República Checa

José Sámano

Sobre un charco inmenso, la nueva tropa del fútbol español dejó ayer en Granada muchas huellas de tronío. Cierto que no hubo diversión. Ni fútbol de altura, ni muescas para las retinas más exquisitas. Ni siquiera un resultado holgado para soñar con Atlanta 96. Pero un grupo de aspecto liviano y frágil, poco musculoso y de juego patialegre, se elevó por encima de un partido avinagrado, disputado sobre un campo imposible y frente a un equipo rocoso, idealmente parido para sostenerse en semejante escenario.La lluvia se cebó sobre Los Cármenes. Eligió un mal día y espantó la fiesta de gala de los Sub-21. Para la ocasión había pegado Javier Clemente un conjunto extraordinariamente luminoso, repleto de intuición, alegría y desparpajo. Y, sobre todo, hambriento. Muy hambriento. Allí estaban los Raúl, De la Peña, Santi, Lardín, Oscar... Un puñado de futbolistas en los que aún prima su sentido vocacional. Que todavía no han despegado en el mezquino tránsito que conduce del placer al deber, tan común en el fútbol. Estaban todos. Pero se toparon con un césped tortuoso. Con fugas en todos sus rincones, donde el balón era incapaz de deslizarse. Entonces, la selección tuvo que masticar un choque enrevesado. En definitiva un partido que demandaba los atributos que le faltan a España.

Y justamente los que adornan a los checos, uno de esos equipos a los que cambias las camisetas a sus jugadores y casi todos parecen iguales. Frente a un bloque con una envergadura descomunal, con dos jugadores próximos a los 190 centímetros, España tardó en entrar en el partido. Superados por los acontecimientos, De la Peña, Óscar y Raúl, el mejor tridente español, quedaron grapados sobre el barro.

Irrumpló entonces la mano de Clemente. Se quedó con tres defensas y adelantó a Aranzábal a la media. Al mismo tiempo, Iván se tiró a la derecha y el medio campo quedó dibujado con el calvo, Oscar y el lateral guipuzcoano. Roberto, el más poderoso en el juego aéreo, se colocó en la media punta y en la ofensiva enlazaron Dan¡, Raúl y Lardín. España ganó en llegada con Aranzábal y en poderío con Roberto.

Tras un castigo físico imponente, España se fue desangrando. Pese a todo sobrevivió con entereza y Raúl, Morientes e Iván pudieron agrandar el resultado. En medio de la frustración, los Sub-21 sólo pudieron resguardar un marcador corto, pero victorioso al fin y al cabo.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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