Un futbolista escocés, sancionado por santiguarse en el campo

En España o en Italia nadie se habría fijado en el gesto con el que Roddy McDonald, delantero del Partick Thistle -un equipo de la Primera División escocesa- festejó su gol contra los Rangers de Glasgow. Después de todo, McDonald -por cierto, inglés de nacimiento-, se limitó a hacer la señal de la cruz, como muestra de eufórica satisfacción. Sin embargo, la Federación de Fútbol Escocesa, tras no pocas deliberaciones, ha decidido sancionarle suspendiéndole por tres partidos. La única explicación para lo ocurrido reside en la compleja trama religioso-deportiva que rige la vida de la ciudad donde se jugaba el encuentro, Glasgow. El Partick es como el Celtic, de la comunidad católica, y el Rangers de la protestante.El sábado 3 de febrero, en el encuentro contra el Rangers celebrado en el estadio de Fir Hill, McDonald tuvo una actuación excelente pero recibió dos tarjetas amarillas que se saldaron con su precipitado regreso a los vestuarios. El árbitro del encuentro, Jim McGillvray, consideró claramente provocador el gesto de McDonald, de 28 años, de hacer la señal de la cruz, habida cuenta de que la afición del Rangers es profundamente protestante y muy poco dada a ese tipo de rituales.

El Rangers ganó por 2-1 el encuentro, pero el incidente dejó mal sabor de boca en el estadio. No hace mucho, el mismísimo Paul Gascoigne, jugador del equipo de Glasgow, había provocado a los aficionados católicos imitando el sonido de las flautas que tocan los protestantes de la Orden de Orange en Irlanda del Norte. Un gesto infantil capaz de causar pavorosas reacciones en cadena.

La federación ha defendido, sin embargo, la sanción contra McDonald asegurando que no ha sido la señal de la cruz el motivo de su expulsión: "Lo intolerable es que se quitó la camiseta ante los seguidores del Rangers y les enseñó desafiante el escudo del Thistle". Esa es, al menos, la versión del juez de línea. Una versión convenientemente laica de lo que todos consideran como el primer caso en el que un futbolista es sancionado por razones religiosas.