A veces...
A veces en medio del desierto nacen flores. Nosotros, los felices hippies aquellos, hoy padres angustiados por la sospecha de haber creado un monstruo que, en ocasiones, nos devora, vivimos preguntando día tras día al espejo de nuestras frustraciones y anhelos: "Espejo, espejito: ¿hay en el mundo otro padre que lo haya hecho peor que yo?". Generaciones X, Y, Z (¿alguien dijo que siempre se eligen las últimas letras del alfabeto?), cual enloquecidos Hamets, nos contemplan desde el frío azogue. Y callan.Pero el 19-F, y la semana anterior, el 16-F, nuestros jóvenes hijos, hermanos, parientes, conocidos, como granos de arena de un refulgente desierto, parieron una flor. Y qué hermosa era.-
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