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FUTBOL 29ª JORNADA DE LIGA

La Real hunde al Mérida y aumenta su crédito

La Real suma y sigue. Los donostiarras no conocen la derrota este año y hacen crecer su crédito desde una apuesta Colectiva del juego que premia el esfuerzo generoso, el equilibrio entre líneas, la ilusión y la valentía por ganar. Por contra, el Mérida se recrea en sus males a medida que aumenta la desesperanza y la impotencia.Comenzó el partido con un ejercicio de diseño práctico. Dos formas diferentes de afrontar el choque, producto de las circunstancias. La seguridad de un sistema consolidado frente a las pruebas resultantes de un conflicto. Kresic mantuvo su primera línea defensiva, incorporé una segunda pantalla con Toribio, Correa y. José María y adelantó a sus centrocampistas con Prieto de francotirador. Poco tardó en apreciarse que aquello era una tragicomedia.El Mérida, incapacitado para armar un caballo de Troya, se asfixió desde la impotencia, pasó después al aburrimiento y el tramo siguiente fue el desequilibrio generalizado que aprovecharon Karpin, De Pedro y Craioveanu para activar peligrosas excursiones ante la puerta de un Leal nerviosísimo. La Real golpeó ante la indefinición local, convertida en caos a medida que pasaron los minutos. Correa, perdido; Sinval, sin espacios para resolver; Ángel Luis, limitado para tareas atacantes, y Pirri y Toribio queriendo pero no pudiendo. - Así las cosas, Albistegui y Gracia por el centro y Fuentes y Aranzábal por las banadas allanaban cómodamente las salidas. El Mérida estaba roto y Karpin dio el primer y serio aviso.

El juego doloroso, unas ráfagas de abucheo contra Kresic y el anuncio de otro desastre en ciernes provocaron las rectificaciones del croata ante la inoperancia de su equipo, producto en gran medida del fracaso de la tercera línea. Apostó otra vez por Quique Martín y recurrió a Pisarev, pero fue una sombra del jugador que fue en el Spartak de Moscú.

La Real, fiel a la promesa de Irureta, saltó con ambición. Le había tomado la medida al Mérida y trataba de rentabilizar una situación favorable. Karpin y De Pedro, a un ritmo frenético, imponían su jerarquía asumiendo el protagonismo donostiarra. Eran los mejores minutos y el jugador ruso remató espléndidamente la faena.

El Mérida, sin personalidad, se movía a impulsos para compensar su inconsistencia. Kresic optó por un órdago y por primera vez los aficionados locales pudieron ver a tres delanteros natos en el campo: Pisarev, Guerrero y Prieto. A partir de ese momento, el juego se desesperó en un frontón y la cabeza de Prieto llevó un poco de oxígeno al conjunto local cuando la Real se dejó tomar el pulso, pero ya era tarde.

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