Pujol reclama todo el voto nacionalista y también el centrista
Convergència i Unió (CiU) cerró anoche su campana con sendos mítines en Barcelona Y Girona, en los que reclamó el voto útil nacionalista, tanto de quienes quieren echar a Felipe González como de quienes temen la llegada al poder del PP. "Los socialistas son historia. La ola [del PP] les ha pasado por encima", arengó el cabeza de lista de la coalición, Joaquim Molins. "Quienes han abierto las cloacas para que Pos populares] tomen la fortaleza son los socialistas, con Serra a la cabeza", clamó Jordi Pujol. "La suerte está echada", agregó, y vaticinó que la derrota del PSOE es inevitable.
Los nacionalistas llevan días reclamando al electorado que apoyó a Jordi Pujol en las autonómicas de noviembre (1,3 millones de votos) que se mantenga fiel a esta opción. "Necesitamos una confirmación de la fuerza que nos dieron entonces, para plantar cara y para ser claves, si hace falta, desde la estricta oposición, como en la etapa del PSOE con mayoría absoluta, o desde pactos puntuales, como hicimos en la época de UCD", afirmó Pujol. El presidente de CiU excluyó implícitamente la posibilidad de alcanzar un pacto más o menos estable con un Gobierno del PP.Al mitin de Barcelona, celebrado en el Palacio Ferial del Polígono Padrosa, de L'Hospitalet de Llobregat, asistieron entre 8.000 y 10.000 personas. Fue, a mucha distancia, el acto de CiU que ha contado con mayor asistencia durante la campaña. Al término de los discursos, Miquel Roca, ex secretario general de Convergència, subió al escenario para saludar y abrazar a los candidatos. Es la primera vez, desde los comicios de 1982, que Roca no encabeza la candidatura nacionalista por Barcelona.
"Único partido de centro"
Los oradores no sólo reclamaron el voto de todo el espectro catalanista, proceda de donde proceda: del PSC, de ERC o de IC. También apelaron al voto centrista, tanto el que ha votado a CiU desde que desapareció UCD como el que ha preferido a los socialistas pero ahora está tentado de pasarse a las filas de José María Aznar. En esa dirección apuntaba Pujol cuando reivindicó para CiU el carácter de único partido de centro, no sólo en Cataluña, sino en toda España.
Pujol reclamó para su coalición todo el mérito de lo positivo que haya podido hacer el Gobierno en esta última legislatura y pidió por ello la recompensa electoral. Explicó que algunos interlocutores suyos no catalanes le habían dicho en los últimos días que la historia recompensaría a los nacionalistas por su labor de los últimos tres años, para añadir: "Muy bien, pero además del juicio de la historia necesitamos el juicio de las urnas".
Tras las habituales críticas a los socialistas catalanes, culpables según los oradores nacionalistas de haber traicionado a Cataluña siempre que han podido, y en particular a Narcís Serra -fue calificado repetidas veces de "mentiroso" tanto por Pujol como por Josep Antoni Duran Lleida y Joaquim Molins- no faltaron las descalificaciones hacia el PP. Este partido, según Pujol, es una amenaza a la autonomía, a la convivencia, a la lengua y a la financiación autonómica.
Molins dijo que el programa del PP es incompatible con los intereses catalanes. Según él, los beneficiados por las medidas económicas del PP serán Emilio Botín y José María Cuevas, pero no el tejido industrial catalán.
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