Expertos economistas dudan de la voluntad del PP para aplicar duras reformas
El gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, lo advirtió recientemente: el nuevo Gobierno deberá adoptar medidas "políticamente desagradables" si quiere reducir el déficit público al 3% del producto interior bruto (PIB) como exige el Tratado de Maastricht para participar en la moneda única. Expertos nacionales y extranjeros coinciden con el gobernador en augurar una ardua tarea al próximo Gabinete. Las expectativas de que el PP salga ganador han propiciado una fuerte subida de los mercados financieros españoles en los últimos meses. Pero la continuidad de esta bonanza depende de la capacidad del Gobierno de centro-derecha -si se confirma la victoria del PP- de aplicar las impopulares medidas que exige reducir a la mitad el déficit público en sólo dos años (en 1995 quedó en el 5,9% del PIB).El servicio de estudios del banco Deutsche Morgan Grenfell, filial del primer banco privado europeo, cree que el PP tendrá un escaso margen para cumplir su promesa de reducir el impuesto sobre la renta (IRPF) si es que quiere reducir el déficit. Es más, considera que no tendrá otra opción que subir los impuestos indirectos (IVA y especiales), acelerar el proceso de privatizaciones y aplicar drásticas reformas estructurales (mercado de trabajo, sanidad, liberalización de sectores protegidos, control del gasto, etc...) si es que quiere tener alguna posibilidad de acceder a la unión monetaria en 1999.
Aun logrando el PP la mayoría absoluta, Morgan Grenfell duda que el PP esté dispuesto a asumir el coste político de las citadas medidas y pone como ejemplo el compromiso electoral de José María Aznar, de mantener el Estado de bienestar que hereda de los socialistas y que éstos han convertido en la punta de lanza de sus críticas a la política conservadora.
El servicio de estudios de esta entidad calcula que el déficit público cerrará 1996 en el 5% del PIB, por encima del 4,4% previsto en el plan de convergencia español. Una previsión que coincide con la dada hace pocos días por el profesor Enrique Fuentes Quintana. Los analistas del Banco Central Hispano prevén en su último informe que este desequilibrio se quedará en el 4,8%. De cumplirse estos malos augurios, reducir el déficit al 3% del PIB en 1997 resulta "un objetivo demasiado ambicioso", considera Fuentes Quintana.Menor crecimientoA las dificultades políticas se añaden otras de tipo coyuntural que alejan aún más el cumplimiento de los objetivos fiscales para 1996. De una parte, se espera un menor crecimiento de la economía española, afectada por la debilidad que registran sus socios europeos. Ello supone una menor recaudación y un aumento de los gastos de protección social. Así, frente a un incremento del PIB del 3,4% que recogía el proyecto de Presupuestos de 1996, los expertos no esperan más de un 2,5% o 2,7%. El único aspecto positivo de este entorno económico débil es la tendencia a la baja de los tipos de interés, que permite abaratar el coste de la deuda pública. En 1995, se destinaron 3,021 billones a pagar sólo los intereses de la deuda pública.
Otra de la incertidumbres que citan estos expertos es la posibilidad de que haya habido desvíos en los Presupuestos de ejercicios pasados, como ha alegado el PP en su campaña. "Es un primer paso para preparar a los votantes a aceptar un déficit más elevado", señala el Deutsche Bank. Independientemente de los resultados que de la auditoría de las cuentas públicas que pretende encargar el PP cuando llegue al poder, ya se han publicado datos que reflejan diferencias sobre la contabilidad nacional. Según publicó el INE esta semana, el déficit en 1994 fue de 4,477 billones (el 6,9% del PIB), cuando la Intervención General de la Administración del Estado lo cifra en el 6,6%.
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