_
_
_
_

Encarcelada una pareja británica por quemar la casa con sus hijos dentro

Isabel Ferrer

Su afición al juego no ha podido acabar peor para Michael Cunningham, de 27 años, y Amanda McKenna, de 21, una pareja británica con dos hijos pequeños. Abrumados por las deudas, idearon en 1994 un plan que pondría fin a su agonía. Prenderían fuego a su hogar -una vivienda de protección social- y luego reclamarían una indemnización al Ayuntamiento. Les salió tan mal, que no pudieron abandonar a tiempo la casa. El humo asfixió a Jim, el primogénito de 21 meses, en su cuna. El pequeño, Billy, de seis meses, fue rescatado con grandes quemaduras. Después de asegurar que habían sido víctimas de una venganza han reconocido la verdad. Ahora han sido condenados a siete y cinco años de cárcel, respectivamente, por el homicidio de su hijo.

El tribunal de Leeds, al norte de Inglaterra, aceptó las teorías de Brian Walsh, defensor de Amanda. El letrado recordó que ésta había sido objeto de abusos en la infancia. En la adolescencia tuvo dos abortos prematuros. Dijo también que Michael, su compañero, padecía un retraso mental que le impedía razonar de acuerdo con su edad. "Ambos perdieron el juicio agobiados por sus propios errores", concluyó. Los jueces tuvieron en cuenta estas circunstancias personales pero fueron también contundentes: "Planear un incendio donde hay niños durmiendo es un acto deleznable; una barbaridad desde cualquier punto de vista".

Cartas anónimas

Los agentes adscritos al caso ya habían sospechado algo raro. Poco después del fuego Amanda y Michael accedieron a pedir públicamente ayuda para detener a los autores. Con quemaduras en el rostro y aturdida aún, ella arremetió contra los asesinos de su hijo. A su lado, Michael asentía ofreciendo una imagen de víctimas criticada también por los jueces. Luego llegaron los anónimos: notas amenazadoras que hablaban de la deudas y seguían pidiendo el dinero gastado. Los calígrafos de la policía descubrieron que la propia joven forzaba su escritura para aparentar que una banda les perseguía por culpa de su pasado. "Incluso cuando murió Jim, fueron capaces de seguir fingiendo", ha lamentado uno de los detectives del caso.Josephine, la madre de Amanda, ha reconocido que intenta perdonarla. "La odio por ser capaz de matar así a un hijo; tendré que aprender a perdonar, pero ahora no puedo", ha dicho. Cuatro días después de iniciada la vista, la pareja ha admitido los hechos. La coartada para los jueces ha sido "el grito desesperado de dos vidas destrozadas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_