El cuarto golpe del Barca hizo mas daño
El equipo azul grana doblega a un Madrid que comienza a sentirse acomplejado
El Barcelona acaricia su primer título. Dado el cuadro de esta Copa es justo afirmar que su condición no se detiene en la de simple favorito. Hoy le espera en la final un novato sin pedigrí cuyo objetivo primordial será evitar un paseo militar. El Barcelona golpea al Madrid por cuarta vez consecutiva y, lo que es peor, con un coste-oneroso. Tiene motivos el Madrid para empezar a sentirse acomplejado. Ayer se puso el mono azul y no consiguió otra cosa que alcanzar el último minuto situado en un escenario que a fuerza de serle común no deja de provocarle frustración: el Madrid necesitaba un triple para sujetar todo el andamiaje defensivo que había montado a lo largo de 39 minutos. Seis veces lo intentó y otras tantas fracasó.La coyuntura obligaba al Madrid a evitar un careo con el Barcelona. Los antecedentes del caso no admitían dobles lecturas. En la memoria colectiva no quedaba espacio para otra cosa que no fuera relatar tres inapelables victorias del Barcelona, líder en Europa y en España con el Madrid obligado en ambos casos a papeles secundarios. En el activo del equipo de Aíto obraba un superávit general en todas las parcelas el juego. No era cuestión, por tanto, de tirar la toalla, pero sí de recurrir al único camino posible: defensa, defensa y defensa. El Madrid tenía que ensuciarse las manos este fin de semana si quería progresar en la Copa.
Actuar en defensa no significa sacar a relucir los malos moda les. No es tirar de navaja. Toda buena defensa parte del convencimiento, de la unidad de acción, del sacrificio solidario, de la paciencia. En última instancia, de una buena estrategia. - Y el Marid trabajó aceptablemente bien, pensando en el largo plazo, consciente de que el Barcelona no iba a perder los papeles a la primera contrariedad. Mediada la primera mitad, era un hecho que Aíto García Reneses debía apelar al diagnóstico: Karnisovas no encontraba su radio de acción y Fernández se había des pertado esa mañana con Ismael Santos, que le acompañaba en el desayuno, le seguía de paseo por la ciudad, le esperaba agazapado en el comedor y estaba dispuesto a dejarle sin trabajo en la cancha. No es extraño que, acabado el partido, la estadística de triples revelara una pertinaz sequia: cuatr o triples en total. Y de esos cuatro, uno correspondí¿> al Madrid, termómetro fiel de la enfermedad que padece. El Barcelona sobrevivía a fuerza de compostura. Dada su versatilidad, lograba encontrar para cada situación al hombre oportuno. En ese sentido, Aíto vío recompensado su trabajo.-El Barça empezó con Middleton, vivió a costa de Godfread recién reanudada la segunda parte, encontró a Jiménez y terminó con Karnisovas y Fernández alternándose en la línea de tiros libres. Esa diversidad puso a prueba al Madrid, que no acertaba con la dosis letal y trabajaba ante un enemigo sin rostro- definido. El Madrid había alcanzado un estilo defensivo casi camaleónico: se sentaba Fernández, al banquillo Santos; saltaba Karnisovas, Loncar en acción; colocaba Aíto a dos bases, Laso y Antúnez a la réplica... se levantaba Fernández y ahí estaba Santos para acompañarle.
La situación demandaba sangre fría, sobre todo cuando Arlauckas amenazó con embriagarse de puntos y colocaba al Madrid con distancia a la vista (5242), Aíto buscó respuesta y cerró su defensa en torno al americano.Y esperó. Esperó sin permitir al Madrid que tomara la delantera. Los hombres le respondían. De esa fotina, el final estaba escrito: el Madrid llegó al último minuto sin nada que defender. Necesitaba anotar. Necesitaba, para más señas, un miserable triple. Tenía que intimidar de otra manera. Y no lo consiguió.
Cuatro golpes consecutivos son demasiados golpes. El Barcelona le ha hecho daño al Madrid. No se trata de ganar la Copa o no ganarla. En el cara a cara, el Barcelona ha conseguido imponer su personalidad.
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